Ascencio Canchari Sulca
Cuando empecé a escribir en el Diario Regional “La Calle”, dije, que si algún mérito espero o reclamo que me sea reconocido-tanto personal y a mis artículos-es, como decía el gran amauta “el de meter toda mi sangre en mis ideas”. Nada más. Dije también que “en la medida de mis posibilidades colaboraré con ella, es decir con “La Calle”, no sólo con artículos de opinión, sino también con algunos estudios o apuntes” sobre temas de la realidad ayacuchana y peruana; a la cual todavía no he dado inicio y que prontamente ojalá pueda empezar con ella.
A lo largo de lo que va el año; en mis artículos no he disimulado ni un instante mi pensamiento, pensamiento que ha provocado o incomodado a más de uno, porque la hemos dicho con nombre propio y así como la pensamos. Probablemente esta forma de pensar y escribir sea un pecado. Lo sentimos mucho, si les hemos ofendido en su “dignidad”, pues no podíamos quedarnos callados y en silencio. Precisamente por los comentarios que hemos hecho, a través de nuestros artículos, hemos sido criticados por los aludidos a través de sus programas radiales y televisivos, es más, nos cuentan que incluso tendríamos en proceso una denuncia y una reparación civil de una suma fabulosa, que obviamente, quizá, en toda mi existencia no podré reunir. Pero la fortaleza que nos han inyectado nuestros opositores, es que, en la corta actividad que tenemos en la prensa escrita para nosotros es todo un mérito y viniendo de los periodistas Taquiri y Sosa es todo un honor.
Acaso serán ¿Síntomas de bancarrota? ¿Síntomas de debilidad? ¿Síntomas de ahogado? Pero si sabemos una cosa; que ahora los campos están mucho más definidos y claros, ahora ya conocemos a qué nos enfrentamos y a quienes nos enfrentaremos.
Los síntomas de bancarrota en un sector del periodismo, estimado lector; son muestras de la bancarrota en la gestión del Presidente del Gobierno Regional y Alcalde de Huamanga, este sector de periodistas, también, no saben, como tapar los casos de “concesiones fraudulentas, caso Terminal Terrestre, de las obras truncas del Hospital regional y las redes de agua y desagüe de Huascahura y Cono Norte, del proyecto de Drenaje Pluvial inconcluso, de las encubiertas licitaciones y concesiones amañadas, sobre los cuestionados e incompetentes funcionarios, de los casos de nepotismo, del caos e inseguridad imperantes en la ciudad, del incumplimiento de promesas electorales, etc.” Si este sector cae, caen por su propio peso el resto. Y usted sabe quiénes.
Sí, la bancarrota del Gobierno Regional y Municipal es indudable ¿No es, acaso, una declaración de bancarrota que a sólo nueve meses de gobierno hayan cambiado dos gerentes regionales y no se haya concluido todavía el Drenaje Pluvial? ¿No es eso una bancarrota, declarada públicamente por los propios bancarroteros? Los defensores convencidos del Gobierno Regional y Municipal, están logrando un silencio a lo que pasa verdaderamente en sus narices. Es un silencio envidiable, ¿pero no sienten acaso estos señores que esta tranquilidad recuerda extraordinariamente la calma que antecede a la tempestad?
Esta bancarrota social no es menos aleccionadora que su bancarrota política. Su descomposición está yendo muy lejos y ésta determinará considerablemente la movilización económica y política de los elementos sociales llamados a ser sus sepultureros. Han transcurrido ya casi un año y la sociedad ayacuchana se encuentra en el mismo punto muerto. Frente a todo esto ¿Qué está dispuesto a hacer la sociedad, que parece estar dormitando?
A todos los periodistas valientes muchas gracias por su solidaridad y sus palabras aleccionadoras, procuraré no defraudarles hoy y mañana.
NOTA: Artículo publicado en el Diario Regional “LA CALLE”, el jueves, 06-10-2011
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