domingo, 4 de septiembre de 2011

LOS ‘CÓNDORES’ DE MI TIERRA

Necías E. Taquiri Y.

Gracias a los empresarios exitosos que produciendo cerveza se han convertido en modelos de emprendeduría (en el mundo neoliberal, por supuesto), en modelos del empresariado para cierta facultad académica de la universidad, en modelos de calidad y modelos de inteligencia social, es que también muchos de nuestros conciudadanos –incluyéndose a mujeres, campesinos y los menorcitos, entre varones y mujeres de 12 a 14 años de edad- se han convertido en ‘exitosos’ consumidores de esa bebida, por cantidades inconmensurables y con las consecuencias más diversas para cada uno de ellos, luego de haberse acostumbrado a la cultura del festejo de cualquier asunto previo consumo de varias cajas de chela, a la cultura de curar penas con cerveza, de celebrar aniversarios, bautizos, matrimonios, divorcios, promociones, siempre con cerveza.

Gracias a esos empresarios exitosos (núcleo básico del modelo neoliberal) es que las cantinas se han multiplicado, los recreos, las chinganas, bares, clubes nocturnos, prostíbulos y otros negocios que sin cerveza no funciona, habiendo convertido a nuestras tradicionales bodeguitas -de una sola por cada cuadra- en también tiendecitas expendedoras de la cerveza -a razón de cinco por cada una-, porque hay clientes en suficiencia para cada una y la bebida se vende más que el libro, el arroz o la leche, la papa o la zanahoria.

Sin embargo, y casi todos los días observamos que numerosas delegaciones de trabajadores, amas de casa, regantes, sindicalistas, jóvenes desocupados o sin contrato pasan por las calles de Huamanga en sendas movilizaciones, exigiendo trabajo, exigiendo aumento de sueldos, exigiendo más alimentos para las familias indigentes, exigiendo apoyo en sus actividades agrícolas y, en concreto, exigiendo un conjunto de derechos que denotan que son gentes que no tienen suficiente dinero, no tienen trabajo fijo y, consecuentemente, no están en condiciones de educar a sus hijos, de curar sus males o de vestirse mejor.

Paradójicamente, en este pueblo de gente mayoritariamente con carencias de trabajo, dinero, salud y vivienda digna, se consume cerveza a raudales, se destruyen familias, se llenan cantinas de casi a diario y los fines de semana son realmente fenomenales, porque uno no entiende de dónde sale el dinero para el alcohol, a menos que gracias a esas empresas exitosas (que en este modelo económico se sobrevalora), los muchachos, las chicas y los propios adultos, para saciar sus nuevos vicios, estén recurriendo al robo, a los asaltos, a la droga o la prostitución.

Ya referimos en ocasiones anteriores sobre el fenómeno de la ‘condorización’ de muchos ayacuchanos. Fenómeno que con ese neologismo se conoce a las personas de diferentes niveles de educación, cultura y profesión que se han degenerado como personas y se dedican de lunes a domingo al consumo de cerveza –cuando tienen dinero- y otros licores inclusive de consumo no humano, habiendo perdido la dignidad, la vergüenza o el pudor.

Sucios totalmente de no haberse bañado, posiblemente por meses o tal vez más, con los cabellos parecidos a los de los orates, la mirada perdida y el lenguaje soez, han abandonado sus hogares, descuidan su trabajo y constituyen un peligro inclusive para la sociedad, porque uno nunca sabe qué es lo que pueden hacer estas personas en sus momentos de descontrol o cuando sus necesidades de satisfacer sus vicios los impulsen a cometer atentados.

Estos ‘cóndores’ humanos son, desde nuestra óptica, los hijos putativos de los grandes empresarios de la cerveza, el alcohol y la chicha. Unos, ya acabados pululando por las calles, como perros abandonados por sus amos; otros, en proceso –aunque no se den cuenta- y los más pequeños, esos muchachos que emborrachándose creen que son modernos, en proceso de ‘cóndorización’.

1 comentario:

COCOA dijo...

PREOCUPANTE SITUACIÓN , CASI A DIARIO LOS VEMOS EN LA MAGDALENA .
TAMBIÉN SABEMOS DE CASOS DE SERVIDORES DE INSTITUCIONES PÚBLICAS DIVERSAS QUE SON PRESAS DE LA ENFERMEDAD DEL ALCOHOLISMO.