Necías E. Taquiri Y.
Si las acciones de exterminio de las comunidades especialmente campesinas hubieran prosperado –desde que llegaron los españoles- tal vez ni habríamos nacido, y esta hermosa mixtura cultural del Perú no nos habría llenado de orgullo ni maravillado al mundo. La comunidad, sin embargo, sobrevivió. Y nuestro color entintó la piel de nuestra gente, naturalmente. Somos cobrizos –y no negros- y constituimos mayoría.
¡La resistencia duró más de 500 años!
Culturalmente somos variedad porque hablamos varias lenguas, nos vestimos de diferentes maneras, nuestras moradas se han adecuado a las exigencias de todos los pisos ecológicos, nuestras religiones son muchas, nuestra alimentación es múltiple, pero nuestra estrategia de la solidaridad o nuestra llave maestra el ayllu o nuestra dignidad, es la unidad. En la unicidad de nuestra diversidad está el secreto.
¡Más de 500 años y seguimos resistiendo!
Lo peor hubiera sido que hayamos llegado a renegar de nosotros mismos, como que casi ocurre pero no prosperó, y que hayamos empezado a pelar nuestros rasgos pétreos a lo Michael Jackson para parecernos a paliduchos de otros confines, o como las golfas de la incultura hayamos inflado o desinflado nuestras partes con silicona y liposucciones, o que no entendiendo ni papa de lo que decimos repitamos sonidos extra-lingüísticos que nuestras llamas lo hacen mejor. Pero, reaccionamos y seguimos siendo nosotros mismos.
¡En 500 años, y más, y no pudieron borrarnos del mapa!
Pero los Fujimori, los Alan García, los aculturados que llegaron al poder no darán el brazo a torcer. Cada cinco años lo intentarán. Cada mes, cada día, cada hora, cada minuto, están urdiendo la forma de cómo es que nos atacan aunque sea para que se enferme la cultura andina. Las recetas escritas en “El Comercio”, esa vez, así lo denotaron. La campaña de Aldo M. ni qué decir. Para ellos son ‘ociosas’ las tierras que ocupan nuestras comunidades andinas y las quieren rifar, parcelar, privatizar.
En 500 años no han podido, ¿lo van a lograr ahora?
La ‘comunidad’ –palabra que comprime la trilogía moral del ama llulla, ama suwa y ama qilla-; la ‘comunidad’, palabra que generó la inteligencia colectiva para la solución de los problemas de todos; la ‘comunidad’, que al fin de cuentas significa comunión, común, compartimento, identidad, ayuda, resistencia, todo, ¿podrá ser eliminada por la receta del neoliberalismo planteada por boca del ciudadano ex presidente Alan García, que felizmente ya se fue?
¿500 años de resistencia, para que el TLC, supaypa wawan, nos trague por fin?
Lo dudamos, aunque con las trampas ‘del voto de la mitad más uno de los comuneros presentes en la reunión convocada’ prospere (como ordenó García), o de noche avancen acaso los hitos que separan la propiedad comunal del latifundio, como ocurría en la novela de Alegría, a favor de los extranjeros, esta vez. Porque el voto consultivo ya es un logro para la comunidad.
¡Si hemos resistido 500 años, editaremos la resistencia, o morir en el empeño!
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