jueves, 15 de septiembre de 2011

NI CIBERFILIAS, NI CIBERFOBIAS

Necías E. Taquiri Y. 

La influencia de la informática y sus derivados en todas las áreas de la actividad humana es innegable. Apasiona a unos hasta el borde de la ciberfilia y espanta a otros hasta los límites de la ciberfobia. Los dos extremos son peligrosos y hay que cuidarse para no ser llevados como barcos de papel en alta mar, con viento enloquecido. 

Ha reemplazado a la memoria humana –mecánicamente- como para no esforzarse más en estar pensando activamente, y ha dado pie a que la inteligencia artificial reemplace al hombre en asuntos importantísimos. Verbigracia, para evaluar a los hombres y determinar quiénes son los mejores y quiénes los mediocres. Habráse visto, ‘la máquina evaluando a sus inventores’.

La guerra entre el hombre y la máquina, que en el ‘Hombre Araña’ se hizo ficción, toma ribetes increíbles, y si no nos manejamos y dominamos a las máquinas podría ser hasta terrible. No es nueva tal guerra, por cierto, porque en determinadas épocas de la historia, cuando las revoluciones se produjeron, hasta nos han dejado la sensación de habernos derrotado tantas veces. Por ejemplo, cuando las máquinas desplazaron a los obreros de las fábricas al haberse producido la revolución industrial.

Felizmente, manejándose equilibradamente, los hombres comprendieron que estos artilugios, no son sino las prolongaciones de su propia creatividad, inventiva e imaginación, para precisamente dominar a la naturaleza y servirse de ella, aunque por efecto de la ambición estén a punto de destruirla, al no cuidar la materia prima, al no saber reemplazar lo utilizado o al acumular valores y bienes materiales, más allá de sus propias necesidades.

Cuando se construyeron los puentes, dijeron unos, que los dioses habían logrado un milagro y había que endiosarlos; y otros atribuían al demonio tamaña hazaña y preferían cruzar el río a nado y morir en el intento, con tal de no darle gusto a la diabólica ‘obra’. Extremos que fueron luego entendiéndose, felizmente, poco a poco. Dicen que el poeta Rushkin lanzaba diatribas contra la construcción del ferrocarril o que el histórico obrero Ned Ludd con argumentos similares hasta destruyó un telar mecánico, advirtiendo que la automatización crearía desempleo y que los obreros morirían de hambre por culpa de esas máquinas endemoniadas.

Estamos en lo mismo con los ordenadores, los proyectores, las diapositivas, las copias, el Internet, el Chat y demás ‘artilugios’ informáticos. Unos, que los usan para no ser considerados analfabetos modernos (y por eso es que se desviven por estar a la orden de la evolución de los diferentes aparatos, y los utilizan hasta para plagiar en pizarra cuando dictan clases), y otros que prefieren seguir escribiendo en pizarras, leer libros físicos, en señal de ‘auténtica cultura’. 

De ese modo, los términos ‘sociedad global’ (políticamente hablando) y ‘digital’ (en informática), son correspondientes. Es la nueva guerra entre el cerebro pensante y el dedo punzante. El cerebro ayuda a imaginar lo que no conoces, a partir de indicios, razonamientos y estudios; y el dedo puede llevarte virtualmente a lugares también desconocidos pero que puedes ‘conocerlos’ virtualmente. Pugna de paradigmas: paradigma hombre versus paradigma computador. Equilibrio, señores, equilibrio, para no perder nuestro sitio real, y desde esa condición dirigirlo todo, incluido el internet, y no al revés.

No hay comentarios: