martes, 27 de diciembre de 2011

UNSCH: ¿EL PODER DE LAS FAMILIAS?



Necías E. Taquiri Y



Sabíamos que el poder de las ‘familias’ estaba emparejado a los usos y las costumbres de la mafia, y que ésta es una organización clandestina cuya historia se remonta a la primera mitad del siglo XIX en Sicilia. Sus individuos se obligan bajo juramento a ayudarse mutuamente, al margen de sus cualidades o debilidades. Los mafiosos llegaron a constituir un poder paralelo, una sociedad secreta con infiltraciones en el poder político, policial y judicial. En Chicago, por ejemplo, Al Capone llegó a dirigir el barrio de Cícero por medio de un alcalde por él elegido, y secundado por cerca de un millar de rufianes encargados del mantenimiento del orden. Su concepto de la familia estaba por encima de toda sospecha.



Eso es lo que sabíamos de las mafias. Que lo copaban todo, por el mérito de la posesión del dinero mal habido. Sin embargo, después de la lectura que hicimos del interesante artículo “Todo queda en familia”, publicado en el primer número de la revista “Sentido Común”, estamos enterados que el país, la región y hasta las municipalidades funcionan exactamente como la mafia siciliana. Cuando el marido se hace cargo de alguna dirección institucional o regional, y de la presidencia de la república, la esposa de éste, sea manca o coja, asume otro cargo al interior del feudo institucional. Ese es el pan nuestro de todos los días.

Así tenemos que, no solo en los gobiernos regionales, provinciales o distritales se observan acaparamientos laborales ‘familiares’, en detrimento de los que no llevan los mismos apellidos, sino al interior también de los hospitales, universidades, direcciones sectoriales (educación, agricultura, trabajo, etc.), demostrándose que campean las lealtades familiares en reemplazo de las lealtades políticas de antes; que no serían malas si esos familiares fueran honestos.

La vez pasada en la Universidad de Huamanga, cuando con motivo del concurso para nombramiento de docentes circularon ‘encendidas’ denuncias sobre la masificación de los familiares de Fulano o de Zutano, ellos como docentes, sus esposas como docentes, los hermanos como docentes, sus cuñados como docentes, sus sobrinos como docentes de la Universidad; primero, nos reímos a mandíbula batiente por la ‘exageración’ de los anónimos denunciantes, al suponerlos infundados; pero, al comprobar que efectivamente la gloriosa San Cristóbal se había convertido en nido laboral de Zutano 1, Zutano 2, Zutano 3, Zutano 4, por ahí, frente a los Fulano 1, Fulano 2, Fulano 3, Fulano 4, y ciertos Menganos, que no quieren quedarse atrás y se meten por los palos sin pertenecer a las denominadas “familias sagradas”, sea como profesores, algunos, y los otros aunque sea como empleados administrativos, pero de la UNSCH, dijimos: ¡ay, carajo, aquí están los sucesores de Al Capone, faltando sólo comprobar que esas mafias, en lugar de los ‘alcaldes’ que designaba Al, aquí hayan designado ‘decanos’ manejables, previo pago laboral, también familiar.

Un tema de investigación mixta (cuantitativa y cualitativa) sobre este asunto, con resultados que el pueblo ayacuchano festejaría, auspiciado por la Oficina General de Investigación e Innovación de la UNSCH, obviamente, sería francamente interesante. ¿Qué familias son ésas? ¿Cuántos miembros de la ‘familia’ hicieron de la UNSCH su mercado laboral? ¿Será posible que en una región con aproximadamente 400 mil habitantes, no existan sino los Fulano y los Zutano, para asumir en masa la docencia universitaria cristobalina? ¿No pueden acceder a esas plazas –aunque sea para disimular- los profesionales de apellidos Perencejo, Mamani, Ninahuamán, Alquimento, Llicclla o Pumallihua, a fin de que la imagen de la Institución no se parezca a la de una hacienda, feudo o familia tipo Al Capone?

Los procesos de evaluación, ratificación, licencias, selección de autoridades, ascensos, que se dan al interior de la institución, en cumplimiento de las normas universitarias, tienen cantados resultados con este tipo de copamientos ‘familiares’.

Es decir, eso que se hacía en Chicago, allá por los albores del siglo XIX, y se replica descaradamente en los gobiernos nacional, regional o local, tal como demuestra “Sentido Común”, ¿se ha trasladado descaradamente a la Universidad de Huamanga? Anímense, hombres, ¡investiguen el tema!, en lugar de estar investigando los cansinos temas de ‘rendimiento académico’ o el ‘problema de la nutrición’, que para educación básica o pre-grado está bueno, mas no para una investigación docente. Sugerimos no más.

(*Comentario publicado el 15 de marzo 2008, todavía en el Diario “La Calle”, del que podría decirse “está vigente”, por algunos resultados del último Concurso de Ordinarización Docente 2011, tímidamente observados por algunos Consejos de Facultad; pero que, por el poder de la mafia, ahí presente, serán ‘regularizados’ por el Consejo Universitario, con alguna opinión legalistoide, para garantizar el ingreso de otro de sus miembros a la docencia, a como dé lugar). Luego, no pregunten “¿por qué la UNSCH, está como está?”.

1 comentario:

Wilder Gonzales dijo...

Como siempre es un periodista que cita y cita pero no se atreve a mencionar nombres, claro que vas a decir si son tus amigos, esos a quienes calificas de "mafia al estilo de Al Capone"Si siempre pasabas los pasquines difamatorios diciendo que eran denuncias, ahí los tengo guardaditos.Si los verdaderos mafiosos y clanes familiares son tus amigotes de Educación, que se nombraron en un concurso fraudulento. donde hubieron de todo, como en una ensalada rusa.Y tienes el descaro de escribir una perorata al estilo cantinflas, diciendo, sutano, mengano, etc... cuando sabes que tienen nombres y son de tu entorno, mafioso?