domingo, 11 de diciembre de 2011

MARIO CUETO : DISCURSO 187 ANIVERSARIO BATALLA DE AYACUCHO

DISCURSO DE ORDEN EN LA SESIÓN SOLEMNE DE LA MUNICIPALIDAD PROVINCIAL DE HUAMANGA CON OCASIÓN DEL 187 ANIVERSARIO DE LA GLORIOSA BATALLA DE AYACUCHO



Por : Ing. Mario T. Cueto Cárdenas

Director Regional de Cultura



SR. ALCALDE Y MIEMBROS DEL CONCEJO PROVINCIAL DE HUAMANGA.



DISTIN GUIDAS AUTORIDADES POLÍTICAS, JUDICIALES, CIVILES, RELIGIOSAS, MILITARES Y POLICIALES.



SEÑORAS Y SEÑORES:



Con profunda emoción y sentimiento de identidad regional, agradeciendo la deferencia que se me ha concedido, me permito dirigir algunas reflexiones relacionadas a la efemérides que nos congrega, para rendir homenaje a los preclaros precursores y luchadores que forjaron la independencia política en la Pampa de Ayacucho, cerca al pueblo de Quinua.

Pretendo esbosar algunas ideas para consolidar uno de los mayores símbolos de identidad no solamente regional, sino internacional, que nos enorgullece, porque constituye el aporte para la libertad, lo que permite, nos sintamos hermanados con los pueblos del país y de Sudamérica, en que las fuerzas patriotas conjugaron esfuerzos y nacionalidades, etnias y creencias, en una auténtica inclusión participativa de solidaridad ecuménica, con ilusiones, esperanzas y ansias de libertad, acompañados de una autoestima envidiable, con sacrificio de intereses y espectativas personales, posición y actitudes difíciles de lograrse en nuestros tiempos.


La Batalla tuvo lugar en la Pampa o campo de Ayacucho, que es el verdadero nombre del escenario. Así lo consignan los partes de batalla, la propia capitulación suscrita por los generales Sucre y Canterac, las proclamas y comunicaciones de Sucre y luego, el cambio del nombre de Huamanga por Ayacucho, como homenaje y reconocimiento al escenario de la batalla.


El sentimiento de recuerdo debe traducirse en una tarea de unidad, no de uniformidad de ideas ni de pensamientos, sino una unidad en aspiraciones de paz, desarrollo, justicia y estado de derecho, como baluartes de la democracia, con esa sintonía y sinfonía de costumbres y tradiciones, valores y arte, religiosidad y espíritu de lucha, contra toda suerte de opresión.


Ayacucho, a raíz de esta gesta heroica, ha sido declarada como cuna de la libertad americana. ¿Qué significa este título?

La libertad lograda en la Pampa de Ayacucho, es un don significativo, trascendente, que involucra la capacidad de buscar el bien, de elegir lo correcto y adecuado; con renunciamiento al engaño y a la corrupción, pues toda dualidad, es decir el ser dueño de sí mismo y el depender de las propias debilidades, no es ser libre.

Esa libertad lograda con sangre y mil sacrificios, falta perfeccionarla. Seremos una patria libre, seremos ciudadanos libres cuando definamos ante sí y por sí, nuestro propio destino, soberanía, vigencia de derechos humanos, interculturalidad y cuando, como ciudadanos, tengamos opciones de elección para trabajar, para vivir con dignidad, para desarrollarnos en los campos de la salud y educación con oportunidad, eficiencia y eficacia; seremos un país libre e independiente cuando esa libertad esté acompañada de justicia, pues una libertad sin justicia, es un estado de violencia silencioso

El 28 de Julio de 1821, se proclamó, se juró la independencia nacional; sin embargo los propios términos, proclamar, jurar, no tienen un carácter vinculante con los deseos e intenciones de libertad política del dominio extranjero, al igual que las proclamaciones de independencia en Cangallo el 7 de octubre de 1814 o Huamanga en noviembre de 1820


Estas proclamaciones no impidieron que las fuerzas realistas y el virrey La Serna, continuasen controlando gran parte del territorio nacional, con ocupaciones de la propia capital en dos ocasiones, enfrentamientos como de Torata, Moquegua, Junín, Chaquihuaycco y Ayacucho, fusilamientos de María Parado de Bellido y José Olaya y desplazamientos por el territorio nacional, es decir, continuó el poder español.


Una primera reflexión


Tras el triunfo patriota, las fuerzas realistas abandonaron el territorio sudamericano, es decir, la ocupación de control y dominio, terminó real y efectivamente con la capitulación de Ayacucho, a diferencia del 28 de Julio, de ahí que tenemos que asumir el compromiso de luchar, como lo hiciera años atrás el honorable ciudadano Alejandro Límaco, para que el 9 de diciembre sea reconocido como el de la Independencia Nacional, por sentido común, por reconocimiento histórico a los hombres y mujeres, uniformados, civiles, montoneros, que ofrendaron sus vidas para legarnos una patria políticamente libre e independiente de la sumisión, de la sujeción y de la dependencia.

Una segunda reflexión.

Las tradiciones, especialmente orales, que constituyen patrimonio cultural inmaterial y forman parte de nuestra historia, según investigación realizada en Quinua por el Dr. Ranulfo Cavero, con testimonios de pobladores, dan cuenta de una intervención sobrenatural de la Virgen de Asunción en el triunfo de la Pampa de Ayacucho, primero en sueños de Sucre, donde le dice “Sucre, levántate, mañana a las 10 de la mañana en la Pampa de Ayacucho, cantarás victoria, pero vas a estar conmigo” y luego en el propio campo, bien vestida de amarillo, la mamacha asunción correteó valerosamente.


Aludo este hecho, debido a que en la mayor parte de los países, se han difundido tradiciones con hechos sobrenaturales e históricamente los pueblos y los ejércitos, tienen una patrona de armas, símbolo de protección e identidad.


Dada estas dos reflexiones, me permito plantear como un reto para la Comisión del Bicentenario, rescatar para la posteridad, los hechos señalados, concretando las siguientes acciones:



La construcción del gran Museo de la Libertad Americana, en terrenos de la Dirección de Cultura, para que en él, cada uno de los países bolivarianos y sanmartinianos tengan una representación visual, con íconos u obras de arte, sobre los hechos más trascendentes desde el primer grito de libertad hasta la culminación de su independencia, quedando registrada así la historia de la emancipación sudamericana, en la ciudad Cuna de la Libertad.



La expropiación de la casa de María Parado de Bellido, para su restauración y conversión en un centro vivo de cultura y, la construcción del Santuario de la Libertad, en la Pampa de Ayacucho, con un número de altares igual al de los países sanmartinianos y bolivarianos, para que se perpetúe las imágenes de las vírgenes patronas de cada país, como de la virgen del Carmen por Chile y Virgen de Chiquinquirá de Colombia, que constituirá, además de su valor religioso-histórico, un atractivo para los visitantes.


Señoras y señores, al honrar la entrega de nuestros antepasados, que nos legaron la libertad con la batalla de Ayacucho, hagamos votos aunando esfuerzos, para que esa libertad sea cada día una garantía que conduzca no solamente al ejercicio pleno de los derechos humanos y ciudadanos, sino para que como antaño, juntos, sin distinción de razas, credos o procedencia, consolidemos la autodeterminación de nuestros países con la suficiente capacidad de conducir nuestros destinos, haciendo eco de las inquietudes de todos los habitantes, en una verdadera política de inclusión y participación.

Muchas gracias.

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