Hay hombres que parecen animales (de la última escala, digo, a los que los llamamos también "irracionales"). Ayer nomás hablábamos sobre las ratas, que son pues animales, a propósito del "Año de la rata" declarado así en la milenaria China durante el 2008, y varios humanos y no 'ratas', se sintieron aludidos y 'ofendidos', que en la tarde recibieron nuestros saludos de boca para afuera.
¿Se estarían auto-incorporando a la lista de los resentidos con la prensa 'perniciosa' que -dizque- practicamos?
¡Qué pena por ellos, y por nosotros también, porque en un mundo tan efímero como el que moramos, con existencia individual insignificante, no valdría la pena que entre pobres nos estemos distanciando por tonterías! Máxime, si por haber dicho libremente ¡ratas!, a los 4 vientos, ellos mismos se hayan puesto el anillo a sus dedos.
Pero, si efectivamente son 'ratas', o se sienten así moralmente, por lo que consideran que estamos lanzando sal a sus llagosas conciencias, entonces no hay nada más de qué hablar. Guardamos respetable silencio y que ellos mismos se ahoguen en sus resentimientos, en sus dolores, con los de su especie. Y punto. No hablemos más sobre 'animales' de ese tipo.
Mas, podemos y debemos seguir hablando sobre los otros animalitos, animales o animalotes. Verbigracia, los perros. De esos que, siguen multiplicándose más, cruzándose en las calles, y constituyen peligro latente para la seguridad, la salud y la vida de los transeúntes, especialmente niños. Ya no hablemos sobre la calidad de veredas y pistas que tenemos gracias a sus excretas, porque lo hicimos en ocasiones anteriores sin lograr que autoridad alguna haya reaccionado con fines de erradicación, porque suponemos que están acostumbrados a eso, a saltar sobre cacas, y sonreír para la fotografía.
Mención aparte merecen, eso sí, en esta oportunidad, los honorables miembros de la sociedad protectora de animales, que al parecer tiene existencia física e institucional por la tierra de las 33 iglesias. La vez pasada protestaron con alma, corazón y vida, cuando sugerimos la eliminación de los canes vagos, pero no pasaron de la grita a la acción 'consecuentemente protectora de los perros'.
En vista que defienden la vida de los animales, opten pues por una de estas dos acciones: Uno, convenzan a sus dueños a que no los suelten hacia las calles, para que no más muerdan niños, ni ensucien vías públicas (cosa que dudo lo puedan conseguir ni en mil años, debido a que más perros que estos animalitos son muchos de sus dueños), o, dos, reúnan todos los perros callejeros, llévenselos a sus casas, aliméntenlos, báñenlos y cuídenlos hasta que se mueran de viejos.
Si no pueden hacer ninguna de esas dos cosas, cósanse las bocas y guarden un respetable silencio, porque nosotros estamos luchando porque la ciudad de Ayacucho (Carmen Alto, San Juan y Jesús Nazareno, incluidos) deje de parecerse a un establo de vacas o a las punas de "Allqukancha". Otro punto.
1 comentario:
LA AUTOEVALUACION SINCERA,ES EL INTRUMENTO PODRSO QUE MIDE CUALITATIVAMENTE NUESTRAS ACCIONES.
DEBEMOS PRACTICARLOS, ANTES DE EMITIR UN JUICIO DE LOS DEMAS.
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