Gudelia Machaca Calle
Quien
lo diría que a un año de la demolición del Hospital Regional “Mariscal
Llerena”, todavía estamos lamentando, pero más que lamentando, condenando que
se haya procedido de la manera cómo lo hicieron, porque si se habría respetado
los procedimientos regulares para la ejecución del Proyecto de Fortalecimiento
de la Capacidad Resolutiva del Hospital, a estas alturas el nosocomio estaría
sirviendo de mejor manera a la población, a comparación de lo que ha estado
haciendo antes de su demolición o lo que está brindando ahora.
A
estas alturas, el hospital no es el que se esperaba tener después de la
conclusión del proyecto, ni el que teníamos antes de su demolición, sino, una
infraestructura precaria; no es ni la sombra de su categoría A-2. Sin embargo,
sus mentores de la destrucción, lejos de reconstruir por lo menos a lo que fue,
se empeñan, para encubrir su grave negligencia, haciendo creer a los
desavisados que la construcción de un nuevo hospital de categoría III-1, está “pronto a inaugurarse”, y para ello
continúan recurriendo a una serie de desaciertos, como declarar en situación de
emergencia al Hospital Regional y de otras provincias, dizque para, vía
exoneración de procesos de selección, elaborar los estudios de Perfil y
Factibilidad del Hospital III-1, sin un informe técnico, presupuestal, legal
que justifiquen dicha declaratoria. ¿No será que pretenden echar mano a los más
de veinte millones de nuevos soles destinados al proyecto de fortalecimiento de
la capacidad resolutiva del hospital, en el presupuesto 2012, los que no podrán
usarse por estar en un proceso de arbitraje con la empresa constructora?.
La
postergación por tercera vez para entregar el Plan de Contingencia, cuando éste
debía haberse hecho antes de la demolición del hospital, es la real evidencia
de la desastrosa gestión que no tiene ningún parangón en la historia regional
ayacuchana y quizás nacional, porque es inconcebible que una región con más de
600,000 habitantes tenga un hospital regional como el que tenemos ahora.
La
improvisación y la desesperación por el desastre que significa el Hospital
Regional, porque no puede ser otra cosa, hace que el mandatario regional con la
complicidad de sus funcionarios, diga que el vetusto hospital ha sido
categorizado de II-2 a III-1. La categorización, según las normas de
categorización de establecimientos de salud del sector salud, establece un
procedimiento riguroso desde la presentación del expediente respectivo, pasando
por la inspección in situ para verificar si la información contenida en el
expediente técnico es coincidente con lo que se encuentra dentro de
establecimiento de salud, sólo si pasa la verificación, podrá categorizarse a
una superior. ¿A quién quiere engatusar la gestión Oscorima?
Cosa
distinta es el deseo, el anhelo, porque ese deseo lo tenemos todos los
ayacuchanos de contar algún día con un Hospital de categoría III-1, pero señor
Oscorima, que eso no lo lleve a cometer más desatinos, por decir lo menos,
porque sus declaraciones cada vez más rayan en lo “cantinflesco” y las acciones
a las que se ven presionados a hacer sus consejeros y funcionarios, caen en lo
presuntamente ilícito. Qué más quisiéramos que al término de su gestión por lo
menos, primero, tengamos el Hospital Regional “Mariscal Llerena” reconstruido´,
y lo del Hospital III-1, con avances importantes para que la próxima gestión la
continúe. Por lo pronto ya se tiene el terreno que desde el año pasado se sabía
que el Ministerio de Agricultura donaría 5 has. en los terrenos del INIA, más
concretamente aquél área que se había destinado para los damnificados de la
Picota, que al no concretarse se revirtió al sector agricultura y éste entregó
en donación al Gobierno Regional de Ayacucho, dejando de lado la pretensión
inicial del GRA de hacerse, no de buena manera, de 32 Has. para destinar a un
complejo habitacional y comercial, felizmente se conjuró esta intención que
ponía en grave riesgo de desaparecer el único espacio que se tiene para hacer investigación,
innovación y transferencia tecnológica en el campo agrícola.
A
un año de la demolición del Hospital, no hay nada que conceder, sino mucho que
condenar, a la anterior y a la actual gestión, responsables de la destrucción
del Hospital y exigir no sólo la entrega del Plan de contingencia, sino la
reconstrucción del Hospital por lo menos a lo que fue, y lo del Hospital III-1,
debe y tiene que ir por cuerdas separadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario