martes, 1 de mayo de 2012

A UN AÑO DE LA DESTRUCCION DEL HOSPITAL


       

Gudelia Machaca Calle
           
Quien lo diría que a un año de la demolición del Hospital Regional “Mariscal Llerena”, todavía estamos lamentando, pero más que lamentando, condenando que se haya procedido de la manera cómo lo hicieron, porque si se habría respetado los procedimientos regulares para la ejecución del Proyecto de Fortalecimiento de la Capacidad Resolutiva del Hospital, a estas alturas el nosocomio estaría sirviendo de mejor manera a la población, a comparación de lo que ha estado haciendo antes de su demolición o lo que está brindando ahora.

A estas alturas, el hospital no es el que se esperaba tener después de la conclusión del proyecto, ni el que teníamos antes de su demolición, sino, una infraestructura precaria; no es ni la sombra de su categoría A-2. Sin embargo, sus mentores de la destrucción, lejos de reconstruir por lo menos a lo que fue, se empeñan, para encubrir su grave negligencia, haciendo creer a los desavisados que la construcción de un nuevo hospital de categoría III-1,  está “pronto a inaugurarse”, y para ello continúan recurriendo a una serie de desaciertos, como declarar en situación de emergencia al Hospital Regional y de otras provincias, dizque para, vía exoneración de procesos de selección, elaborar los estudios de Perfil y Factibilidad del Hospital III-1, sin un informe técnico, presupuestal, legal que justifiquen dicha declaratoria. ¿No será que pretenden echar mano a los más de veinte millones de nuevos soles destinados al proyecto de fortalecimiento de la capacidad resolutiva del hospital, en el presupuesto 2012, los que no podrán usarse por estar en un proceso de arbitraje con la empresa constructora?.

La postergación por tercera vez para entregar el Plan de Contingencia, cuando éste debía haberse hecho antes de la demolición del hospital, es la real evidencia de la desastrosa gestión que no tiene ningún parangón en la historia regional ayacuchana y quizás nacional, porque es inconcebible que una región con más de 600,000 habitantes tenga un hospital regional como el que tenemos ahora.

La improvisación y la desesperación por el desastre que significa el Hospital Regional, porque no puede ser otra cosa, hace que el mandatario regional con la complicidad de sus funcionarios, diga que el vetusto hospital ha sido categorizado de II-2 a III-1. La categorización, según las normas de categorización de establecimientos de salud del sector salud, establece un procedimiento riguroso desde la presentación del expediente respectivo, pasando por la inspección in situ para verificar si la información contenida en el expediente técnico es coincidente con lo que se encuentra dentro de establecimiento de salud, sólo si pasa la verificación, podrá categorizarse a una superior. ¿A quién quiere engatusar la gestión Oscorima?

Cosa distinta es el deseo, el anhelo, porque ese deseo lo tenemos todos los ayacuchanos de contar algún día con un Hospital de categoría III-1, pero señor Oscorima, que eso no lo lleve a cometer más desatinos, por decir lo menos, porque sus declaraciones cada vez más rayan en lo “cantinflesco” y las acciones a las que se ven presionados a hacer sus consejeros y funcionarios, caen en lo presuntamente ilícito. Qué más quisiéramos que al término de su gestión por lo menos, primero, tengamos el Hospital Regional “Mariscal Llerena” reconstruido´, y lo del Hospital III-1, con avances importantes para que la próxima gestión la continúe. Por lo pronto ya se tiene el terreno que desde el año pasado se sabía que el Ministerio de Agricultura donaría 5 has. en los terrenos del INIA, más concretamente aquél área que se había destinado para los damnificados de la Picota, que al no concretarse se revirtió al sector agricultura y éste entregó en donación al Gobierno Regional de Ayacucho, dejando de lado la pretensión inicial del GRA de hacerse, no de buena manera, de 32 Has. para destinar a un complejo habitacional y comercial, felizmente se conjuró esta intención que ponía en grave riesgo de desaparecer el único espacio que se tiene para hacer investigación, innovación y transferencia tecnológica en el campo agrícola.

A un año de la demolición del Hospital, no hay nada que conceder, sino mucho que condenar, a la anterior y a la actual gestión, responsables de la destrucción del Hospital y exigir no sólo la entrega del Plan de contingencia, sino la reconstrucción del Hospital por lo menos a lo que fue, y lo del Hospital III-1, debe y tiene que ir por cuerdas separadas.



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