miércoles, 23 de mayo de 2012

LA PAZ SE CONSTRUYE




Gudelia Machaca Calle           
La paz no es la grita ni el anhelo de unos cuantos “iluminados”, ni vestirse de blanco o blandir banderas blancas, son sinónimos de paz. “La marcha por la paz” organizado por el señor Wilfredo Oscorima, Presidente Regional de Ayacucho y unos cuantos amigos suyos, lejos de despertar conciencia en el significado de la PAZ, lo que ha causado es sorna e indignación.
Sorna por quienes lo convocaron e indignación por la forma cómo lo hicieron y el propósito que buscaron. La obligatoriedad con la que hicieron desde ya violenta la paz interna del individuo porque se vieron impelidos a hacer algo al margen de su voluntad. La paz no se logra con directivas, memorándums ni  multas para participar en una marcha por la paz. En ese sentido, fue lamentable comprobar cómo utilizaron a escolares para intentar “llenar” la plaza, y como no, también a mujeres cargados de sus bebés, traídas de algunos programas sociales, con la consabida “advertencia” que si no participan quedarán fuera del programa.  Si el 90% de los marchantes eran escolares, podemos concluir que es la consecuencia de la directiva de la UGEL, por orden del Gobierno Regional, que dispuso la suspensión de las labores académicas para que participen en la marcha. Y, así, definitivamente, no se construye la paz.
La paz, señores convocantes, se construye; si son gobernantes con buenas acciones de gobierno a favor de las grandes mayorías, con transparencia y pulcritud en el manejo de la COSA PUBLICA, al margen del abuso de poder, al margen de actos de corrupción, al margen del aprovechamiento del cargo, propios de este sistema, de lo contrario sus propias acciones se convierten en factores generadores de convulsión social y permanente conflicto social; la violencia estructural no se soluciona con marchas ni con acciones individuales.
La paz duradera no puede construirse teniendo como base las grandes brechas sociales, el desempleo o subempleo, remuneraciones cada vez más denigrantes, desnutrición infantil, sin calidad educativa para todos, si el sector mayoritario de la población no tiene acceso a la salud, a una vivienda digna, a un ambiente sano y limpio. La paz no puede construirse cuando las transnacionales ejercen tiranía en nuestros pueblos, con la anuencia de los gobernantes de turno nacionales y subnacionales.
Qué paz social vamos esperar en el caso nuestro cuando, por acción y omisión de los gobernantes regionales y locales anteriores y actuales, tenemos un hospital y un terminal terrestre que son monumentos a la corrupción, y en el caso del hospital, cuando su presupuesto se está despilfarrando en la compra de maquinarias sin sustento técnico ni legal; qué paz social se puede construir cuando comunidades campesinas y población ayacuchana estamos en ascuas por la incertidumbre que genera saber qué pasará cuando empresas extranjeras empiecen a explotar nuestros recursos minerales apostados en la cabecera de la cuenca del rio cachi y el presidente regional, convocante a la “marcha por la paz”, ha calificado de retrógradas a quienes estamos dispuestos a defender nuestro medio ambiente y el recurso agua, echando a la borda lo que dijera su propio gerente de recursos naturales que las cabeceras de cuenca, aproximadamente 25, serán protegidas por el gobierno regional.
El condicionamiento a los estudiantes de la UNSCH para que participen en la marcha por la paz a cambio de la firma del acta de compromiso e interceder ante el gobierno central, aparte de ser condenable, no le ha funcionado totalmente al mandatario regional; si bien los estudiantes no le hicieron una contramarcha, pero tampoco acudieron al pedido de participar en la marcha por la paz. El contenido del acta de compromiso firmado por el mandatario regional y el presidente de la FUSCH, a la larga ha de convertirse en otro factor de conflicto social, pues frente al incumplimiento del GRA, los estudiantes ya no sólo reclamarán a las autoridades universitarias, sino al presidente regional. No a otra cosa va a conducir un acta de compromiso que no tiene sentido, pues lo único que buscó el mandatario regional era, burdamente, conseguir que los estudiantes participen en su marcha, por ello ni tuvo el reparo de convocar a las autoridades universitarias. Decimos esto, porque los estudiantes no están en condiciones de financiar perfiles y expedientes técnicos para que el GRA implementar el parque automotor y la imprenta al que se comprometió el mandatario regional sin asegurarles de dónde saldrá el presupuesto. Un engaño más qué importa dirán algunos, pero este tipo de desatinos, por decir lo menos, de los gobernantes, es lo que a la larga se convierten en factores de conflicto social.
Para los gobernantes y su prensa, hablar claro y directo es ser fracasados, frustrados, envidiosos, complotadores, etc.; se parecen a quienes califica Eduardo Gonzáles Viaña como “idiotas”, caso Diego La Torre quien condena a César Vallejo por haber escrito, según él, una “letanía derrotista que tanto daño le hizo al país”; y lo peor, sostiene, que ha influido de manera negativa en el subconsciente de los peruanos y considera que se le debe silenciar prohibiendo la lectura de las obras de César Vallejo y de otros revolucionarios y enseñarles, dice, a nuestros hijos que “han nacido un día en que Dios estaba contento y que el Perú es un país maravilloso”… Cosa de “idiotas”.

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