jueves, 3 de noviembre de 2011

LOS MILES Y MILES DE “CIROS” DE NUESTRO PAIS





Gudelia Machaca Calle

El drama que vivió la familia de Ciro Castillo durante seis meses de intensa búsqueda de su cuerpo, es el mismo que miles y miles de familias viven por más de veinticinco años luego que sus seres queridos fueran detenidos, secuestrados y desaparecidos durante los difíciles años de violencia socio política que nos tocó vivir. La tranquilidad, en medio del dolor, pero al fin tranquilidad que ahora vive la familia de Ciro, luego de haber encontrado el cuerpo del ser querido y llevarlo a su última morada, es lo que el Estado peruano le ha negado y le sigue negando a miles y miles de peruanos cuyos seres queridos continúan desaparecidos producto de una guerra sucia que significó la lucha contrasubversiva.

Trabajar en el tema de desaparecidos, va más allá de la necesidad de judicializar los casos; pasa, fundamentalmente, por el tema HUMANITARIO; en la imperiosa necesidad de devolverles el sosiego a miles y miles de peruanos y peruanas, principalmente quechua hablantes que tienen a sus seres queridos DESAPARECIDOS por más de veinticinco años. Si las lágrimas, el dolor y la desesperación de la madre, el padre y hermanos de Ciro conmovieron a todos los peruanos y nos sensibilizaron frente al caso, ¿qué debería generarnos las lágrimas y la desesperación de miles y miles de peruanos que llevan por dentro su dolor por más de 25 años que es el tiempo que tienen desaparecido a sus seres queridos?

La diferencia entre Ciro Castillo y los miles de peruanos desaparecidos radica en que estos últimos, eran campesinos, quechua hablantes y el estigma de ser “terroristas”, de quienes querían “librarse” o “limpiar” esta sociedad. Así de marginador y excluyente es este sistema; si ayer fue el estigma de “terroristas”, por el que querían “desparecerlos” incluso oficialmente con políticas de esterilizaciones masivas sin consentimiento ni conocimiento, pasó por el estigma del perro del hortelano. El rechazo y hastío a este tipo de conducir los destinos de nuestro país, lo ha convertido en Presidente de la República a Ollanta Humala, con un discurso de cambio e inclusión social que tras 100 días de gobierno el pueblo peruano todavía guarda expectativa.

Estamos quizás en el mejor momento, de exigir y lograr que se implementen las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional, concretamente en el tema de desaparecidos, para cumplir ese lado HUMANITARIO que el Estado peruano y la sociedad en su conjunto le debemos a miles y miles de peruanos. El Plan Nacional de exhumaciones o el Plan Nacional de desparecidos como dijera el Dr. Avelino Guillén, con motivo del VII Congreso Latinoamericano de Antropología Forense realizado en nuestra ciudad, debe convertirse ¡ya! en política de Estado. Existen centenares de “sitios de entierro” identificados por la CVR a los que continúan sumándose más lugares de entierro donde se encuentran peruanos y peruanas olvidados por el Estado peruano.

La judicialización es otra arista que no debe soslayarse, pero es el aspecto HUMANITARIO el que nos invita a esta reflexión, tras los sucesos de Ciro Castillo, pues hay algo en el que, seguro, concordamos todos, y es en lo que dice Leonardo Boff, que la muerte y el luto inexorablemente pertenecen a la condición humana; el luto es una travesía dolorosa por lo mismo que el proceso del duelo que va desde el rechazo, como reacción inicial, pasando por la rabia, la depresión, el autofortalecimiento y finalmente la aceptación resignada, debe ser cuidado escrupulosamente; es ese proceso de duelo que las familias de los DESAPARECIDOS no lo han vivido y por lo mismo la herida en el alma siempre la tienen abierta. Resumimos ese dolor en el rostro de las madres de ANFASEP que nunca han renunciando de encontrar a sus seres queridos como el padre de Ciro Castillo que nunca renunció a encontrar el cuerpo de su hijo; y en estos últimos tiempos, también en el dolor de las víctimas de TRATA DE PERSONAS que es el secuestro y desaparición de personas con fines exclusivamente comerciales sea para trabajos forzados, explotación sexual, tráfico de órganos, etc., etc., donde los menores de edad y las mujeres son el sector más vulnerable de los traficantes de personas.

El Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales - MOVADEF, llevaría como una de sus banderas de solución política a los problemas derivados de la guerra interna, el tema de los DESAPARECIDOS por la violencia socio política, sin embargo un movimiento que pretende convertirse en una organización política oficial deliberante en nuestro país, aun no convence ni en ese planteamiento ni en el tema de amnistía, mas aun la ambivalencia o indiferencia frente a problemas concretos como un proceso de lucha permanente contra el sistema, les está restando protagonismo, salvo que sólo sea una particularidad de algunos representantes en Ayacucho.

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