domingo, 27 de noviembre de 2011

COMO CADA MAÑANA, ¡DOS PALABRAS!


Necías E. Taquiri Y.

El Tao es, de acuerdo a la filosofía China, toda una forma de vida. Se concentra en tres aspectos prácticos de vital interés para hombres y mujeres de todo el mundo: la salud, la sexualidad y la longevidad. Tres cuestiones que guardan estrecha relación entre sí, y, en conjunto constituyen el fundamento de la felicidad humana en esta vida. Nos inspiramos en esa filosofía, aprendida todavía en nuestros años mozos de nuestro padre, para desear al momento de encontrarnos con nuestros semejantes, especialmente oyentes de R.P.A., “larga vida” con las ya consabidas ‘dos palabras’.

Pero esas dos palabras son también, si uno las toma con diversidad, criterio y creatividad: “buenos días”, un saludo entre todos y para todos; un “hasta mañana”, al momento de la despedida, luego de una jornada compartida, como en este caso entre nosotros y nuestros oyentes; un “te amo”, para el ser querido, con absoluta naturalidad, pero de especial significado; “mucha suerte”, que se los deseamos a todos, en la actividad que se esté aprestando a realizar; “muchas gracias”, la milagrosa palabra que te muestra agradecido; “te extraño”, en señal de que la otra persona nos hace falta en determinado momento; “estás conmigo”, “estamos juntos” o “estoy contigo”, en momentos de dificultad donde la ayuda es valiosísima; “muchas felicidades”, que se lo deseamos al semejante; “cuídate mucho”, advirtiendo que nadie mejor que uno mismo para tomar precauciones; “muy reconocido”, si se ha recibido un favor, un premio o distinción; “ten confianza”, cuando alguien aparenta cierta nerviosidad por cualquier asunto; “buena salud”, que es lo mejor que quisiéramos para todos nuestros semejantes, especialmente pobres, porque lo merecen; y, por supuesto, “larga vida”, uno de los tres aspectos del Tao, para alcanzar la felicidad humana, que ya referimos al empezar este comentario.

Entonces, cuando cada mañana expresamos en nuestra despedida, ¡dos palabras!, estamos diciendo todas esas cosas buenas de una buena vez; porque nuestros oyentes, al hacer nosotros un periodismo continuo, durante mucho tiempo, desde cuando fuimos muy jovencitos, escolares todavía de la otrora GUE “M. C”, se lo merecen, ya sea mientras transitan por la edad de los carcachuños, los machulones o los tiocitos, o porque como nosotros hacen el esfuerzo de levantarse más temprano que de costumbre, y nos acompañan desde lejos, a volumen convenido en cada caso, y merecen, ¡claro!, dos palabras: larga vida.

Una vida larga y saludable como queremos para nuestros familiares (esposa, hijos, nietos, hermanos, tíos, padres, abuelos); una larga vida para los amigos, los compañeros de trabajo, los compatriotas, porque teniendo en cuenta que el promedio de vida de los peruanos no pasa de los cien y suponiendo una resistencia hasta esa edad, y no siendo saludable, tampoco resulta deseable para nadie, seguir padeciendo las maldades de estos tiempos, producidos por los malos y las malas circunstancias.

Por eso, al momento de poner punto final a R.P.A., cada día, antes en otra emisora y ahora en Atlantis, o concluyendo con la Radio Revista “Realidad”, expresando a dúo con Carlos Infante: “dos palabras”; o como lo hace voluntaria pero convincentemente Walter Edgar, lo que estamos deseando a nuestros oyentes, es “larga vida”, “muchas gracias”, “los queremos”, “mañana volvemos”, etc. Crece el mundo de Ichutullma en Ayacucho, trasciendo generaciones y vive en el recuerdo, por lo que no nos cansaremos de repetir, “como cada mañana, dos palabras”.

No hay comentarios: