jueves, 17 de noviembre de 2011

EL BUEN PERIODISMO SIEMPRE ES Y SERÁ INCÓMODO A LOS GOBIERNOS"

NR : Periodismo bueno y periodismo malo. Periodistas buenos y periodistas malos. Mientras en Ayacucho se habla de los que  están  a favor y de los que están  en contra de las autoridades , aprovechamos para difundir una entrevista a Carlos Soria , periodista y abogado español.
ENTREVISTA CON CARLOS SORIA

“El buen periodismo siempre es y será incómodo a los gobiernos”

Por: Diana Seminario
"El Comercio" , domingo 6 de Noviembre del 2011
A contracorriente de lo que se supone una nueva tendencia, usted dice que la prensa no desaparecerá y que tiene un excelente futuro.

Sí, ustedes creen en el papel, en el buen periodismo y en la modernización de integrarse en todas las posibles plataformas y el panorama multimedia. Ese es el camino por seguir.

Pero paralelamente están Internet y las redes sociales que generan opinión. ¿Cómo incorporar en esos espacios la autorregulación? En el Twitter, por ejemplo, cualquiera dice de todo.

En la medida que haya una intermediación de los profesionales, hay que trabajar con ética profesional, pero si esa intermediación no existe y es una conexión directa entre un sujeto y el público a través de una plataforma que maneja él, hay que acudir a la ética personal. Esas personas no responden a un jefe de redacción ni a un director, sino ante su propia conciencia. Por eso hay que insistir en la ética personal. No creo en la intervención ni la censura en Internet. Es un medio que nació libre y merece seguir siéndolo, a pesar de los efectos colaterales negativos que pudiera tener.

A propósito de censuras, ¿cree que el periodismo independiente está en problemas en esta parte del continente?

Hablando en términos generales, me parece que en todas partes es un momento en que por razones políticas, comerciales, porque el muro que separaba las redacciones de las gerencias se ha caído, o porque hay una absolutización de los criterios económicos, el periodismo no está en sus mejores horas. Es el momento de recuperar credibilidad, posición social, de buscar solución a los problemas económicos o de posicionamiento que atraviesan los periódicos, en distintos lugares del mundo. Todos eso se puede resolver volviendo a lo básico, al buen periodismo de siempre. No hay otro camino.

Tenemos que reconocer que el buen periodismo es incómodo a los gobiernos…

Siempre es incómodo y siempre lo será. Hay que tener eso como un dato, como que anochece y amanece. Hay una cuestión genética en el poder que es el intento de controlar toda posición de poder. Para eso están las leyes, los tribunales, el sentido común, la fuerza interna de las redacciones.


Si el poder tiene una cuestión genética de intentar controlar, obviamente lo intentarán incluso con la prensa.

Sin ninguna duda.

En el Perú está abierto el debate de que los delitos de prensa sean despenalizados, que por una supuesta difamación el periodista no vaya preso, que el caso vaya por la vía civil y no penal. ¿Cómo ve esto?

No me gusta que se agraven las cosas por que seamos periodistas ni que tengamos leyes especiales. Los delitos cometidos a través de la prensa o a través de cualquier medio de comunicación no pueden ser juzgados según criterios distintos, por tribunales distintos, por leyes distintas; no me gustan las excepciones. Lo que un ciudadano no puede hacer tampoco lo puedo hacer yo como periodista.

Quienes defienden la despenalización afirman que una demanda ya implicaría una coacción…

Cualquier persona puede querellarme y, naturalmente, si lo hace falsamente y no tiene razón tendrá que responder por lo que ha hecho.

Ya hemos tenido a una periodista presa por difamación…

Lo que no está permitido a una persona no le está permitido a un periodista. Ambos deben recibir trato similar.

En esa línea, es difícil querellar a alguien porque usa seudónimo. La red aguanta todo, se insulta, se miente, se difama. Y esto no está normado.

Así es, y antes de intervenir hay que agotar toda la paciencia y todas las posibilidades, porque desde el punto de vista ético la responsabilidad es personal e intransferible y no puede haber ficción diciendo si no aparece o no sabemos quién responsabilizo al responsable de la web. Yo no creo en eso porque en el terreno ético la responsabilidad es intransferible. En el terreno jurídico sí caben ciertas ficciones, es decir, una cierta cadena de responsabilidades. En Internet hay procedimientos de ajuste, que no son ni la censura ni la responsabilidad penal.

Pero en el anonimato se esconden los mayores insultos…

Es verdad, y un día se dice una cosa, al día siguiente otra, y en los blogs lo último desplaza a lo anterior y va desapareciendo. Es como la polución del ruido, la polución visual, al final te acostumbras a convivir con eso, aunque resulte desagradable.

“No interesa la botella sino el vino”

¿Por qué la gente tendría que seguir comprando diarios?

Comprarán diarios si encuentran en ellos algo que no está en ninguna otra plataforma. Si el periódico como conjunto de informaciones y entretenimiento es nuevo, distinto, si tiene la garantía del buen periodismo….

Entonces, como dice usted, no se trata de la botella sino del vino…

Así es, no es la botella lo que interesa, sino el vino, y el vino son los contenidos. Tengo que seguir comprando un periódico porque encuentro unos contenidos que no hay en otro sitio, porque tiene mayor credibilidad y por las ventajas de la lectura y de la comunicación escrita.

¿Hay una crisis de periodistas y en las críticas se pone a todos en el mismo saco?

La manera de distinguirse es el prestigio, y el prestigio se hace porque se tiene el menor número de prejuicios posibles al trabajar y al escribir, y maneja las fuentes con solvencia, porque no miente, porque escribe de una forma directa y clara, porque no tiene miedo a los poderosos, porque no tiene miedo a los no poderosos, todo eso termina por dar prestigio y credibilidad a un periodista en concreto, y a una redacción en su mayoría. Los que no tienen credibilidad social están condenados a morir, a desaparecer.

El presidente Ollanta Humala dijo ante la Asamblea General de la SIP que está de acuerdo con la libertad de prensa de todos, no solo de un grupo. ¿Cree que estas actitudes son inevitables desde el poder o es un particular punto de vista?

Ese es el argumento clásico que tiene el poder y suele usarlo como preparación contra la prensa, para preparar las leyes que serán contra la prensa. Siempre hay una especie de justificación previa que es “yo tengo que salir delante de la verdad”, “yo tengo que salir adelante del equilibrio de fuerzas”, y entonces no es suficiente tener un grupo. Es cierto que un solo periódico es insuficiente, pero si es insuficiente aparecerá otro periódico y otra plataforma para compensar. El llamado mercado de ideas hace que se forme un ajuste al final y que una persona que tiene una posición muy partidaria vaya perdiendo consistencia social entre las nuevas generaciones que son menos sectarias y no tanto de partidos. El mercado termina por hacer ajustes, pero eso de convertirse en garantes de las verdades y de las distribuciones es la antesala de la intervención.

Humala: el poder de la prensa y su capacidad de decir la verdad

Hace 20 días, el presidente Ollanta Humala pronunció el discurso inaugural de la versión 67 de la Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que tuvo lugar en Lima. En su alocución reclamó a la prensa decir siempre la verdad, pese a que ello conduce a la vieja discusión de lo que ella significa para el poder político y para la prensa. “Necesitamos que nos digan la verdad cuando nos equivocamos para corregirnos”, urgió. Luego, instó a que los medios de comunicación no entren en conflicto entre su obligación de decir la verdad y los intereses económicos.

INQUIETANTE SIMILITUD
“Si la prensa se constituye en un poder económico o en un grupo que se diversifica en otras áreas de la actividad económica, puede entrar en contradicción el amor a la verdad con el amor a intereses particulares”, pronunció Humala. Un razonamiento similar aplicó Rafael Correa en Ecuador, donde el 2010 se aprobó una ley que prohíbe a los propietarios de empresas financieras ser dueños de medios de comunicación.

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