Por: Diana Seminario
"El Comercio" , domingo 6 de Noviembre del 2011
A contracorriente de lo que se supone una nueva tendencia, usted dice
que la prensa no desaparecerá y que tiene un excelente futuro.
Sí,
ustedes creen en el papel, en el buen periodismo y en la modernización de
integrarse en todas las posibles plataformas y el panorama multimedia. Ese es el
camino por seguir.
Pero paralelamente están Internet y las redes sociales que generan
opinión. ¿Cómo incorporar en esos espacios la autorregulación? En el Twitter,
por ejemplo, cualquiera dice de todo.
En la medida que haya una
intermediación de los profesionales, hay que trabajar con ética profesional,
pero si esa intermediación no existe y es una conexión directa entre un sujeto y
el público a través de una plataforma que maneja él, hay que acudir a la ética
personal. Esas personas no responden a un jefe de redacción ni a un director,
sino ante su propia conciencia. Por eso hay que insistir en la ética personal.
No creo en la intervención ni la censura en Internet. Es un medio que nació
libre y merece seguir siéndolo, a pesar de los efectos colaterales negativos que
pudiera tener.
A propósito de censuras, ¿cree que el periodismo independiente está
en problemas en esta parte del continente?
Hablando en términos
generales, me parece que en todas partes es un momento en que por razones
políticas, comerciales, porque el muro que separaba las redacciones de las
gerencias se ha caído, o porque hay una absolutización de los criterios
económicos, el periodismo no está en sus mejores horas. Es el momento de
recuperar credibilidad, posición social, de buscar solución a los problemas
económicos o de posicionamiento que atraviesan los periódicos, en distintos
lugares del mundo. Todos eso se puede resolver volviendo a lo básico, al buen
periodismo de siempre. No hay otro camino.
Tenemos que reconocer que el buen periodismo es incómodo a los
gobiernos…
Siempre es incómodo y siempre lo será. Hay que tener eso
como un dato, como que anochece y amanece. Hay una cuestión genética en el poder
que es el intento de controlar toda posición de poder. Para eso están las leyes,
los tribunales, el sentido común, la fuerza interna de las redacciones.
Si el poder tiene una cuestión genética de intentar controlar,
obviamente lo intentarán incluso con la prensa.
Sin ninguna
duda.
En el Perú está abierto el debate de que los delitos de prensa sean
despenalizados, que por una supuesta difamación el periodista no vaya preso, que
el caso vaya por la vía civil y no penal. ¿Cómo ve esto?
No me gusta
que se agraven las cosas por que seamos periodistas ni que tengamos leyes
especiales. Los delitos cometidos a través de la prensa o a través de cualquier
medio de comunicación no pueden ser juzgados según criterios distintos, por
tribunales distintos, por leyes distintas; no me gustan las excepciones. Lo que
un ciudadano no puede hacer tampoco lo puedo hacer yo como periodista.
Quienes defienden la despenalización afirman que una demanda ya
implicaría una coacción…
Cualquier persona puede querellarme y,
naturalmente, si lo hace falsamente y no tiene razón tendrá que responder por lo
que ha hecho.
Ya hemos tenido a una periodista presa por difamación…
Lo
que no está permitido a una persona no le está permitido a un periodista. Ambos
deben recibir trato similar.
En esa línea, es difícil querellar a alguien porque usa seudónimo. La
red aguanta todo, se insulta, se miente, se difama. Y esto no está
normado.
Así es, y antes de intervenir hay que agotar toda la
paciencia y todas las posibilidades, porque desde el punto de vista ético la
responsabilidad es personal e intransferible y no puede haber ficción diciendo
si no aparece o no sabemos quién responsabilizo al responsable de la web. Yo no
creo en eso porque en el terreno ético la responsabilidad es intransferible. En
el terreno jurídico sí caben ciertas ficciones, es decir, una cierta cadena de
responsabilidades. En Internet hay procedimientos de ajuste, que no son ni la
censura ni la responsabilidad penal.
Pero en el anonimato se esconden los mayores insultos…
Es
verdad, y un día se dice una cosa, al día siguiente otra, y en los blogs lo
último desplaza a lo anterior y va desapareciendo. Es como la polución del
ruido, la polución visual, al final te acostumbras a convivir con eso, aunque
resulte desagradable.
“No interesa la botella sino el vino”
¿Por qué la gente tendría
que seguir comprando diarios?
Comprarán diarios si encuentran en
ellos algo que no está en ninguna otra plataforma. Si el periódico como conjunto
de informaciones y entretenimiento es nuevo, distinto, si tiene la garantía del
buen periodismo….
Entonces, como dice usted, no se trata de la botella sino del
vino…
Así es, no es la botella lo que interesa, sino el vino, y el
vino son los contenidos. Tengo que seguir comprando un periódico porque
encuentro unos contenidos que no hay en otro sitio, porque tiene mayor
credibilidad y por las ventajas de la lectura y de la comunicación escrita.
¿Hay una crisis de periodistas y en las críticas se pone a todos en
el mismo saco?
La manera de distinguirse es el prestigio, y el
prestigio se hace porque se tiene el menor número de prejuicios posibles al
trabajar y al escribir, y maneja las fuentes con solvencia, porque no miente,
porque escribe de una forma directa y clara, porque no tiene miedo a los
poderosos, porque no tiene miedo a los no poderosos, todo eso termina por dar
prestigio y credibilidad a un periodista en concreto, y a una redacción en su
mayoría. Los que no tienen credibilidad social están condenados a morir, a
desaparecer.
El presidente Ollanta Humala dijo ante la Asamblea General de la
SIP que está de acuerdo con la libertad de prensa de
todos, no solo de un grupo. ¿Cree que estas actitudes son inevitables desde el
poder o es un particular punto de vista?
Ese es el argumento clásico
que tiene el poder y suele usarlo como preparación contra la prensa, para
preparar las leyes que serán contra la prensa. Siempre hay una especie de
justificación previa que es “yo tengo que salir delante de la verdad”, “yo tengo
que salir adelante del equilibrio de fuerzas”, y entonces no es suficiente tener
un grupo. Es cierto que un solo periódico es insuficiente, pero si es
insuficiente aparecerá otro periódico y otra plataforma para compensar. El
llamado mercado de ideas hace que se forme un ajuste al final y que una persona
que tiene una posición muy partidaria vaya perdiendo consistencia social entre
las nuevas generaciones que son menos sectarias y no tanto de partidos. El
mercado termina por hacer ajustes, pero eso de convertirse en garantes de las
verdades y de las distribuciones es la antesala de la intervención.
Humala: el poder de la prensa y su capacidad de decir la
verdad
Hace 20 días, el presidente Ollanta Humala pronunció el
discurso inaugural de la versión 67 de la Asamblea General de la Sociedad
Interamericana de Prensa (
SIP), que tuvo lugar en Lima.
En su alocución reclamó a la prensa decir siempre la verdad, pese a que ello
conduce a la vieja discusión de lo que ella significa para el poder político y
para la prensa. “Necesitamos que nos digan la verdad cuando nos equivocamos para
corregirnos”, urgió. Luego, instó a que los medios de comunicación no entren en
conflicto entre su obligación de decir la verdad y los intereses económicos.
INQUIETANTE SIMILITUD
“Si la
prensa se constituye en un poder económico o en un grupo que se diversifica en
otras áreas de la actividad económica, puede entrar en contradicción el amor a
la verdad con el amor a intereses particulares”, pronunció Humala. Un
razonamiento similar aplicó Rafael Correa en Ecuador, donde el 2010 se aprobó
una ley que prohíbe a los propietarios de empresas financieras ser dueños de
medios de comunicación.