miércoles, 20 de julio de 2011

¿PLAÑIDEROS U OPTIMISTAS? - Necías Taquiri

¿PLAÑIDEROS U OPTIMISTAS?

Necías E. Taquiri Y.


Está esclarecida la anulada construcción del Hospital Regional de Ayacucho por haberse orquestado desde sus gérmenes intentos de mafioso aprovechamiento de su presupuesto, en detrimento del pueblo ayacuchano; sino, también la necesidad de hacer realidad, lo más pronto posible, en otro lugar –como sugerimos en octubre 2010-, un nuevo Hospital III-1, con los presupuestos habidos y por haber, que requiere la creciente población de la región.

Esa convicción supone, en general, cambiar muchas cosas en demostración de que aprendimos también muchas cosas. Modificar, verbigracia, comportamientos; preservar recursos humanos, materiales y económicos fundamentales. Cambiar de actitud, obviamente, para evitar que un puñado de ‘plañideras’ oportunistas o los exploradores de estiércol, nos vayan a desviar del objetivo, anunciando que ‘descubrieron basura’, como si no se supiera que en ese ‘elemento’ iban a encontrar podredumbre, sin necesidad de microscopios, sin mucha inteligencia y hasta por puro instinto de sobrevivencia animal, exactamente como descubren los akatanqas (escarabajos), en su cotidiana actividad.

El Nuevo Hospital, en un nuevo lugar, decimos –ratificándonos en lo planteado oportunamente, y sustentando ese parecer del pueblo en mil y uno eventos, como los recordados foros Ayacucho S. XXI-, porque la experiencia nos ha demostrado, y los fallidos planes de contingencia, y el propio plan intermedio, que no se puede levantar Hospital alguno por sobre el viejo, sin evitar perjuicios y malestar a los trabajadores y usuarios, en esas condiciones.

En un nuevo lugar –insistimos-, porque con la construcción del nuevo local del Colegio Mariscal Cáceres, en breve plazo, con la concurrencia masiva de estudiantes a la Ciudad Universitaria y el CEPRE, con la casi imposible erradicación de cantinas, kioskos de comida, comercio informal y demás muestras de tugurio, en el área circundante, etc., sería incongruente que se edifique un nuevo hospital, condenado al bullicio infernal del también ‘hinchado’ parque automotor.

En un nuevo lugar, entonces, lejos del centro, para dotar de las comodidades propias de un hospital moderno, con sus correspondientes servicios, con la paz imaginada y con las diferentes especialidades médicas, tal como han venido sugiriendo los profesionales de blanco, a través de su colegio correspondiente. Ahí tendrán que concurrir gente que conoce sobre este tipo de edificaciones. Y, claro, bajo la atenta supervisión de profesionales ayacuchanos.

Finalmente, si estamos hablando de un ‘Hospital nuevo’, hay que descartar todo el expediente defectuoso que se había armado y construir otro. Lo peor sería ahogarnos en el lodo de los lamentos, ponernos de anteojeras ese muro de prejuicios, siguiendo el camino del karqa-karqa que explica la cultura andina.

Lo mejor, en cambio, sería, que con los ladrones ya identificados, capturados y encarcelados, los demás, los que estemos por el hospital que siempre reclamamos, nos llenemos de optimismo y trabajemos por materializarlo.

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