miércoles, 13 de julio de 2011

EL HOSPITAL DE NUESTROS AMORES - Necías Taquiri

Amig@s del blog:

Desde la fecha  las editoriales de "Radio Periódico Alternativa" del profesor Necías Taquiri Yanqui ( "nety") serán publicadas en decocounpoco. Lo hacemos previa autorización del autor y sin compartir necesariamente sus opiniones. Valoramos sí el  carácter referencial,  tanto para formar opinión como para hacer docencia , de muchas de las que escribió antaño y que seguramente seguirá escribiendo.


EL HOSPITAL DE NUESTROS AMORES
Necías E. Taquiri Yanqui / 13 -07-11

Nuestra efusiva alegría, públicamente manifestada en octubre del año pasado, al haber tomado conocimiento que el Gobierno Regional de Ayacucho de ese entonces, había destinado la friolera suma de 121 millones para la construcción de un nuevo Hospital de Ayacucho, ha durado poco, o, mejor dicho, ha venido enrareciéndose, desvaneciéndose, complicándose, como es de dominio público, hasta que ayer se informó que se resuelve, porque todo lo que se había venido haciendo ahí, estaba tan finamente orquestada para que se consuma una obra de pésima calidad y sí se asegure una ganancia redonda –como ocurre casi siempre- a favor de una ‘gran empresa’, a la que le importa el negocio y nada más que el negocio.

La nueva gestión regional, gracias a la evaluación de un staf de profesionales ayacuchanos, feliz o coincidentemente seleccionados por la Gerencia Regional de Infraestructura, para supervisar o inspeccionar los trabajos de ese nuevo hospital (que en realidad no devino en nuevo, sino en simple remodelación o ampliación del viejo Hospital, como dijimos con pena, pero también con sugerencias coherentes en las que nos ratificamos ahora mismo, porque con tanta plata pudo haberse hecho un verdadero nuevo Hospital en otro terreno), constató en sinnúmero de deficiencias existentes en el expediente, en materiales, precios, infraestructura, etc., etc., como lo explicó muy didácticamente el ingeniero responsable de la supervisión.

Claro que, sobre el particular, cierto sector de la prensa lo había advertido, aún en la gestión anterior, sin mayor capacidad de convocatoria y mucho menos ascendencia para que su propulsores se rectifiquen, por las anomalías observadas, y, posteriormente, al empezar la actual gestión regional, increpando que no se anule el contrato, que se investigue y sancione a la mafia organizada y salve el dinero destinado a la consecución de un anhelo popular: la construcción de un Hospital moderno, de mayor nivel y tipo, tal como se merece la creciente y siempre postergada población regional ayacuchana.

A nosotros nos consta (y nuestro paso transitorio por el Gobierno Regional como consultores educativos nos da la garantía de asegurarlo), que la autoridad regional quiso prescindir de ese contrato, previa anulación del mismo, pero circunstancias diversas ‘sembradas’ especialmente por los que habían levantado el muro del engaño desde la elaboración del proyecto, hasta la firma del contrato, pasando por el adelanto consumado por más de 21 millones y los recursos de amparo o hábeas corpus para evitar cualquier revisión (como lo explicaron ayer los funcionarios del gobierno), pospusieron hasta ahora, la posibilidad legal de resolver el contrato a seis meses de comprensible espera impaciente. En ese específico punto, la mera denuncia periodística, no fue suficiente, dado a que –como también explicaron-, los contratos había que honrarlos en un estado de derecho, hasta que se encuentran causales legales y de hecho, para irrespetarlos con legitimidad.

Y tanto que veníamos esperando –porque eso es lo que ha prometido en su campaña electoral, Wilfredo Oscorima- la lucha contra la corrupción o la moralización de la administración pública ‘desde adentro’, consideramos que esta resolución es una demostración pragmática de esa voluntad, así sea tardía, no tan perfecta ni inmediata como desearíamos, pero una demostración al fin y al cabo, de que entre lo que hizo el gobierno anterior y éste no hay ligazón, conciliábulo ni faenón compartido.

Por otro lado, si bien la construcción del Hospital de nuestros amores se paralizará totalmente y hasta por tiempo indefinido, queda la esperanza de que en adelante, con el dinero que hay que recuperar utilizando las cartas fianza, más las indemnizaciones que podemos obtener por los daños causados, pero con un único norte y el apoyo de las organizaciones populares y de base, a lo mejor, se construye un verdadero Hospital para Ayacucho, en otro lugar, con mayor proyección y consultando a los conocedores del ramo.

Mientras tanto, y finalmente, exijamos a los profesionales encargados de trabajar el plan de contingencia, que a diferencia de la anterior llegaba a cien mil a quinientos mil nuevos soles, y que ahora subió a la suma de un millón trescientos mil, que cumplan con los plazos previstos y habiliten o rehabiliten los servicios del viejo Hospital, para que recuperen o mejoren su capacidad de atención en asuntos de salud.

En cuanto a los responsables del fallido faenón, que por supuesto deben tener nombres y gradualidad de culpas, hay que encaminarlos a la instancia judicial, para que con arreglo a normas, con irrestricto apego a la verdad, los ubiquen adecuadamente, pudiendo ser el mejor lugar, las frías y hacinadas ‘aulas’ del penal regional. Es lo más justo y correcto.


¿CÓMO DEBE SER EL NUEVO HOSPITAL? (18-10-2010)
Necías Taquiri Yanqui

Luego de haber manifestado nuestra alegría por la próxima construcción del nuevo Hospital de Ayacucho, que es una demanda histórica planteada en cientos de documentos y exigida con marchas de carácter nacional, sugerida por foros históricos y punto neurálgico en muchas plataformas del Frente de Defensa del Pueblo, de los médicos organizados en el Hospital y del Colegio Médico del Perú, región Ayacucho; no podíamos sino seguir extendiendo nuestras expectativas, sugerencias, propuestas y cuidados, hasta que se inaugure y se ponga al servicio de los más pobres.

En ese sentido, el que su presupuesto se haya elevado a aproximadamente 120 millones de nuevos soles, garantiza que no habrá más pretextos para que este Gobierno Regional o en que venga, deje de construirlo, ojalá en el tiempo previsto, con la transparencia del caso y con la funcionalidad de ese nuevo local, como para que –sin las transferencias de rigor o necesidad a otras partes, por falta de especialistas, maquinaria o medicamentos- se curen todas las enfermedades de los usuarios, aquí mismo, y con la garantía de que nadie se muera, mientras espera o es referido.

El hecho preocupante en todo este proceso, es que habiendo tanta plata (120 millones no es poco), de pronto se haya informado que el nuevo Hospital se va a construir en el mismo lugar donde se encuentra el actual. O que los profesionales del mencionado nosocomio, médicos, paramédicos y administrativos con larga experiencia en el trabajo de prestación de salud, no hayan sido debidamente consultados sobre cómo debe ser el nuevo Hospital, dónde debe construirse, con qué precisiones, etc., para que después, cuando todo esté consumado, haya habladurías o lamentos de unos y de otros.

Por eso, sin recurrir al periodismo carroñero, y ojalá todavía a tiempo (para que no ocurra lo que está pasando en el Drenaje Pluvial o se ha consumado en el Terminal Terrestre), se determine en el Gobierno Regional o en todas las organizaciones vivas de Ayacucho, sugerimos que con parte de ese dinero se adquiera un nuevo terreno para el nuevo Hospital, teniéndose en cuenta que el servicio que prestará, de aquí a digamos 30 años de vida útil, debe concordar con los nuevos porcentajes de población creciente en Ayacucho, con las nuevas exigencias ambientales, con el sosiego debido y lejos del mundanal ruido citadino que ahora mismo es inconveniente para cualquier enfermo.

A la dificultad que tendrán los constructores de hacer un nuevo hospital sobre la infraestructura del hospital viejo, que supone derrumbar ambientes, mantener otros y, simultáneamente, atender pacientes, el desasosiego que provocará, la imposibilidad de prever áreas verdes, entradas y salidas, servicios higiénicos suficientes, etc., etc., hay que sumarle la improbabilidad de esperar que se pueda lograr un ambiente realmente moderno; a menos que, por las mismas razones y para evitar más obstáculos, se derrumbe totalmente el viejo hospital y en su lugar se construya uno realmente nuevo, moderno y completo.

De aquí a 30 años, ese hospital ubicado entre la Dirección Regional de Salud (puramente administrativa), un estadio, un gran colegio, mercados y centenares de negocios, se habrá convertido en un barrio chino. Y no conviene que, sabiendo que así será la ciudad, por el hacinamiento, la tugurización, la polución en aumento, etc., cualquier autoridad –la que cesa y la que ingrese- permita que se pierda ese hermoso capital en forma insulsa. A una distancia prudencial, acaso fuera de la ciudad, puede levantarse fácilmente un moderno local provisto de salubridad, comodidad y seguridad. Está la plata, está la intención, que se haga realidad el nuevo Hospital, y déjese de protagonismos político-partidarios y expúlsese todo indicio de corrupción, aprovechamiento o doquier dolo administrativo en perjuicio de nuestros intereses.


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