domingo, 25 de marzo de 2012

VALORACION CULTURAL DEL AGUA DESDE LA VISION ANDINA

Fortunato A. Carrillo Medina


El término cultura alude al patrimonio común de un pueblo y expresa características únicas en su manifestación, es decir cada sociedad y cada grupo social tiene su propia cultura. Llamamos  cultura,  entonces,  a los modos o  formas de ser (pensar - sentir - decir - obrar), de hacer, de vivir de los pueblos; por ello, la cultura es organizadora de hábitos,  pautas,  habilidades  de  los  individuos,  pero  es  al  mismo  tiempo, organizada  y  reorganizada  por  los  individuos. 

 En más de 20,000 años, la sociedad andina ha sabido desarrollar y conservar estos modos y formas de ser a través de buenas prácticas de convivencia armoniosa con el ambiente, que en el transcurrir del tiempo se hicieron costumbres, normas  y convirtiéndose en un derecho consuetudinario; hoy en día, estas prácticas andinas siguen siendo ejes dinamizadores en la sostenibilidad de estos espacios comunales, con ciertas adecuaciones en el tiempo y espacio.

La cultura de agua, desde la visión andina, parte de un principio valorativo, que se sustenta en cinco aspectos fundamentales:

1) Valoración cultural ideológica. El agua es un ser divino hacedor de la vida, que fecunda pachamama y permite la reproducción de la vida; esta divinidad está representada por las deidades Taytas Wamanis” o dioses de las montañas, cuyo influencia se organiza en función de la cantidad de tierras de cultivo, pastos, montes, animales y hombres; de ellos nacen los riachuelos que sirven para regar las chacras de maíz, los puquiales para el consumo humano, los animales que pastorean en sus tierras; en ellos se posan las nubes que generan la lluvia. En agradecimiento a su presencia y acompañamiento, los Tayta Wamani son sacralizados mediante festividades ceremoniosas en las diferentes fases del proceso productivo; este proceso se muestra bajo dos modalidades:

· La primera modalidad es a nivel familiar; en este caso, cada familia de la comunidad  prefiere un determinado Wamani, dependiendo de la  jurisdicción del tayta Wamani  a la que pertenecen sus tierras y adonde arrean sus ganados para el pastoreo; la ofrenda es de libre decisión de la familia campesina. Estos casos se manifiestan en la ritualidad de la herranza para señalización de animales.


La segunda modalidad es a nivel comunal; en este caso, los Wamanis son venerados mediante festividades de acuerdo a su participación en el transcurso del ciclo productivo y donde participa toda la comunidad; en las comunidades de Socos se desarrollan las festividades del  Yarcca Aspiy, (culto al agua  en el mes de agosto),  el otawa (culto a la pachamama al finalizar la siembra en el mes de diciembre), la fiesta de  · las cruces (culto a las cruces contra la adversidad climatológica, como las granizadas), la trilla ( culto a la pachamama en cosecha de los meses mayo y junio) y la herranza (ritual ganadero en julio y agosto).


2) Valoración ambiental. A través del tiempo se ha convertido en una costumbre normativa el cuidado de las cabeceras de los cerros considerados como deidades, estableciéndose un control sociocultural, referido a la extracción de plantas u otros materiales, en momentos determinados; de esta manera, se controla el uso de los recursos naturales de la comunidad. Se desarrolla una agricultura limpia, cuya planificación de los cultivares está en función al ciclo hidrológico de la lluvia y se practica con mucho énfasis el control sociocultural de los puquiales y canales de regadío para evitar la contaminación.

3) Valoración tecnológica productiva. Se expresa a través del mantenimiento de los canales de regadío o “Yarqa Aspiy”, la limpieza de reservorios “Qocha Laqay”, y otras prácticas técnico productivas; estas actividades son, a la vez, momentos para desarrollar festividades ceremoniales y  rendir culto al agua. Con esta actividad se inicia el proceso productivo; se continúa con el riego de machaco para el cultivo del maíz en el mes de agosto y setiembre; al iniciarse las primeras lluvias, se sigue con la siembra de otros cultivares, terminando la fase de la siembra en el mes de diciembre. A lo largo del ciclo hidrológico se van desarrollando las labores culturales en los cultivos, terminándose el ciclo productivo con la actividad de la cosecha en el mes de mayo, para luego empezar el nuevo ciclo productivo en el mes de agosto.

 4) Valoración social. En torno al agua se teje un sistema de organización a nivel familiar y comunal; para el monitoreo, distribución y desarrollo de la ritualidad ceremonial del agua , en caso de la comunidad de Socos, se organizan dos grupos denominados “Capitán lado” y “Qollana lado”, liderados por los cargontes “Capitán” y “Qollana”; en este ambiente se organiza un sistema de solidaridad, reciprocidad y complementariedad, encausado por normas establecidas de usos y costumbres, con roles definidos tanto de los cargontes  como de la comunidad. 


5) Valoración económica. Está definido por el aseguramiento de la provisión de alimentos para todo el año, es decir que haya buena producción y se garantice la alimentación de los comuneros, lo cual dependerá de un buen año, en el entender que la temporada de lluvia acompañe con normalidad en las fases del proceso productivo de los cultivos. El buen año también está relacionado con la realización de las ritualidades que se ofrece a las deidades durante el ciclo productivo. 


(CARRILLO, Fortunato – 2008 “Prácticas ceremoniales andinas en relación al agua como parte constructiva de la GIRH en la comunidad Acco Capillpata –Socos)                     

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