Fortunato A. Carrillo Medina
El término
cultura alude al patrimonio común de un pueblo y expresa características únicas
en su manifestación, es decir cada sociedad y cada grupo social tiene su propia
cultura. Llamamos cultura, entonces, a los modos o
formas de ser (pensar - sentir - decir - obrar), de hacer, de vivir de los
pueblos; por ello, la cultura es organizadora de hábitos, pautas,
habilidades de los individuos, pero es
al mismo tiempo, organizada y reorganizada
por los individuos.
La cultura de agua, desde la visión
andina, parte de un principio
valorativo, que se sustenta en cinco aspectos fundamentales:
1) Valoración cultural ideológica. El agua es un ser divino hacedor de
la vida, que fecunda pachamama y permite la reproducción de la vida; esta
divinidad está representada por las deidades Taytas Wamanis” o dioses de las
montañas, cuyo influencia se
organiza en función de la cantidad de tierras de cultivo, pastos, montes,
animales y hombres; de ellos nacen los riachuelos que sirven para regar las
chacras de maíz, los puquiales para el consumo humano, los animales que
pastorean en sus tierras; en ellos se posan las nubes que generan la lluvia. En
agradecimiento a su presencia y acompañamiento, los Tayta Wamani son
sacralizados mediante festividades ceremoniosas en las diferentes fases del
proceso productivo; este proceso se muestra bajo dos modalidades:
· La primera modalidad es a nivel familiar; en este caso, cada familia de
la comunidad prefiere un determinado
Wamani, dependiendo de la jurisdicción
del tayta Wamani a la que pertenecen sus
tierras y adonde arrean sus ganados para el pastoreo; la ofrenda es de libre
decisión de la familia campesina. Estos casos se manifiestan en la ritualidad
de la herranza para señalización de animales.
La
segunda modalidad es a nivel comunal; en este caso, los Wamanis son venerados
mediante festividades de acuerdo a su participación en el transcurso del ciclo
productivo y donde participa toda la comunidad; en las comunidades de Socos se
desarrollan las festividades del Yarcca
Aspiy, (culto al agua en el mes de
agosto), el otawa (culto a la pachamama
al finalizar la siembra en el mes de diciembre), la fiesta de · las cruces (culto a las cruces contra la adversidad climatológica, como
las granizadas), la trilla ( culto a la pachamama en cosecha de los meses mayo
y junio) y la herranza (ritual ganadero en julio y agosto).
2) Valoración
ambiental. A través del tiempo se ha convertido en una costumbre normativa
el cuidado de las cabeceras de los cerros considerados como deidades,
estableciéndose un control sociocultural, referido a la extracción de plantas u
otros materiales, en momentos determinados; de esta manera, se controla el uso
de los recursos naturales de la comunidad. Se desarrolla una agricultura
limpia, cuya planificación de los cultivares está en función al ciclo
hidrológico de la lluvia y se practica con mucho énfasis el control
sociocultural de los puquiales y canales de regadío para evitar la
contaminación.
3) Valoración
tecnológica productiva. Se expresa a través del mantenimiento de los
canales de regadío o “Yarqa Aspiy”, la limpieza de reservorios “Qocha Laqay”, y
otras prácticas técnico productivas; estas actividades son, a la vez, momentos
para desarrollar festividades ceremoniales y
rendir culto al agua. Con esta actividad se inicia el proceso
productivo; se continúa con el riego de machaco para el cultivo del maíz en el
mes de agosto y setiembre; al iniciarse las primeras lluvias, se sigue con la
siembra de otros cultivares, terminando la fase de la siembra en el mes de
diciembre. A lo largo del ciclo hidrológico se van desarrollando las labores
culturales en los cultivos, terminándose el ciclo productivo con la actividad
de la cosecha en el mes de mayo, para luego empezar el nuevo ciclo productivo
en el mes de agosto.
4) Valoración social. En torno al agua se
teje un sistema de organización a nivel familiar y comunal; para el monitoreo,
distribución y desarrollo de la ritualidad ceremonial del agua , en caso de la
comunidad de Socos, se organizan dos grupos denominados “Capitán lado” y
“Qollana lado”, liderados por los cargontes “Capitán” y “Qollana”; en este
ambiente se organiza un sistema de solidaridad, reciprocidad y
complementariedad, encausado por normas establecidas de usos y costumbres, con
roles definidos tanto de los cargontes
como de la comunidad.
5) Valoración
económica. Está definido por el aseguramiento de la provisión de alimentos
para todo el año, es decir que haya buena producción y se garantice la
alimentación de los comuneros, lo cual dependerá de un buen año, en el entender
que la temporada de lluvia acompañe con normalidad en las fases del proceso
productivo de los cultivos. El buen año también está relacionado con la
realización de las ritualidades que se ofrece a las deidades durante el ciclo
productivo.
(CARRILLO, Fortunato – 2008 “Prácticas ceremoniales andinas en relación
al agua como parte constructiva de la
GIRH en la comunidad Acco Capillpata –Socos)
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