miércoles, 28 de marzo de 2012

LA BENDITA JUSTICIA TERRENAL




Gudelia Machaca Calle

El poder judicial, sigue siendo una de las instancias con el más alto porcentaje de desaprobación por parte de la ciudadanía, por considerar que allí, la justicia se cotiza de acuerdo a la billetera del litigante o responde a presiones de carácter político. Expresiones duras, pero real en el imaginario colectivo. Basta recordar a nivel nacional que muchos casos emblemáticos han quedado en la impunidad y nadie nos garantiza que las actuales investigaciones, también sobre hechos graves (Caso petroaudios, Forsur, Estadio Nacional, Colegios emblemáticos, etc.) igualmente, queden impunes.

La Revista Jurídica El Portal del Derecho en el año 2006, publicó en uno de sus números sobre Los 12 casos más grandes de corrupción en Ayacucho, entre ellos la “Sobrevaloración en la adquisición de compactadora, en perjuicio de la Municipalidad de Huamanga, por el monto de S/. 120 mil nuevos soles. A seis años de esa publicación, no existe nadie que haya sido sancionado por esos 12 casos más grandes de corrupción. Actualmente, hay otros casos que se vienen ventilando a nivel del Ministerio Público (terminal terrestre, uso de maquinarias de la Municipalidad de Huamanga, compra ilegal de maquinarias en el GRA., caso Hospital Mariscal Llerena, contratación directa con allegados del Presidente regional, designación irregular con fondos del PNUD en el GRA, etc., etc.), teniendo como presuntos responsables a las primeras autoridades del Gobierno Regional de Ayacucho y de la Municipalidad Provincial de Huamanga y sus respectivos funcionarios. ¿De aquí algunos años estaremos diciendo lo mismo, que nadie fue sancionado?

No es que no hayan sido o no sean bien canalizadas las denuncias, como quisieran hacer ver quienes defienden a presuntos responsables de delitos de “cuello y corbata”; no, no, todo lo contrario, porque las pruebas son las que más abundan, hasta en demasía en esta clase de hechos que llegan a la Fiscalía, al Poder Judicial, algunas o muchas denunciadas a nivel periodístico. Lo que ocurre es lo que dijimos líneas arriba, la justicia es tan, pero tan esquiva para sancionar a los delincuentes de cuello y corbata, y aquí entra a tallar lo que el sentido común de la población dice: “la justicia se vende al mejor postor o a quien tiene el poder político o económico”; mientras tanto seguiremos viendo cómo las cárceles se llenan de delincuentes por delitos comunes o de personas que cometen delitos de bagatela o de burriers que trasladan droga por unos cuantos soles o dólares, o lo peor de dirigentes populares, ¿acaso no se ha criminalizado la protesta popular?, caso de la profesora y dirigente popular Delia Toscano, quien después de dos años de estar recluida en el Penal por delito de terrorismo, fue absuelta por haber quedado demostrada su inocencia en el proceso, ¿Quién responde por esos años de injusta carcelería?; es que así es el sistema que protege y pone a buen recaudo a sus representantes, porque entre ellos se protegen, pero siguen diciendo los escuderos de autoridades, que la prensa que fiscaliza, que denuncia actos de corrupción en la Administración Pública, se inventa o ha soñado porque no tiene pruebas, ¡por favor dejen de decir barrabasadas! e intenten, si pueden, fiscalizar la COSA PUBLICA Y EL PODER, una de las razones de la prensa independiente

Nuestra visión, sería incompleta si todas las desgracias de la administración de justicia, se la cargamos sólo al Poder Judicial. En la administración de justicia, intervienen otros actores empezando desde el Congreso de la República, el Consejo Nacional de la Magistratura, OCMA y ODICMAS, Ministerio Público, Policía Nacional, donde empiezan las investigaciones, muchas veces “arregladas”, terminando con los abogados y litigantes. El Congreso de la República porque elige a los consejeros del Consejo Nacional de la Magistratura, generalmente, respondiendo al juego político del momento, cuyos consejeros tendrán la delicada función de nombrar a jueces y fiscales a nivel nacional, sancionarlos, ratificar o destituir a magistrados. Pero ¿qué se puede esperar si OCMA y los ODICMAS, bajo un régimen cerrado, se controlan entre ellos y otorongo no come otorongo?, ¿o si el Consejo Nacional de la Magistratura, ha convertido lo procesos de ratificación en un mero formalismo, que todos pasan por la coladera a pesar de graves denuncias de inconducta funcional de los magistrados, como ocurrió en estas últimas horas en el Ministerio Público de Ayacucho? ¿Dónde se puede pasar por alto que un representante de la legalidad y persecutor del delito, reciba donaciones y congratulaciones de quien está siendo investigado en su fuero por presunto delito de corrupción y diga que desconoce?. Por cierto, en este vadamecum que significa la administración de justicia hay jueces y fiscales probos, pero son los pocos. Hablando de la OCMA y ODICMAS, la efectividad del trabajo de las instancias contraloras, no se mide sólo por el número de sanciones, sino, principalmente, como dice la Dra. Marianela Ledesma Narváez “El control implica entenderlo como una herramienta, como un instrumento al servicio del objetivo general: celeridad procesal e independencia judicial”, esto pasa por preguntarnos ¿qué mecanismos se tiene para alcanzar ese objetivo?, y ¿cuáles son los instrumentos, los mecanismos en la administración pública para hacer frente a la corrupción?... Preguntas, aun, sin respuestas. 

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