jueves, 22 de marzo de 2012

EL TERMINAL TERRESTRE Y LAS CODICIAS




Gudelia Machaca Calle
               
Quisiera ocuparme de otros temas, pero la sucesión de hechos en torno al terminal terrestre no permite alejarnos del asunto. Quisiera, por ejemplo hablar de un hombre sinónimo de honestidad y consecuencia con las luchas del pueblo que en estos momentos se encuentra delicado de salud. Me refiero al profesor Rigoberto García Ortega, uno de los impulsores de la reconstitución del Frente de Defensa del Pueblo de Ayacucho, ex Presidente del mismo, líder político y permanente vigilante de la COSA PUBLICA. No soy militante del FRA, pero como dice el señor Antenor Maravi Izarra “Todo luchador social, que defiende la justicia y el bienestar de los pueblos, por encima de las banderas políticas partidarias, debe ser siempre merecedor del reconocimiento y gratitud a sus esfuerzos desplegados”. En efecto, es esa identificación con las luchas del pueblo, que siempre demostró el profesor Rigoberto García, el que nos impulsa a escribir estas líneas dedicadas a él, con la esperanza de que seguiremos teniéndolo entre nosotros, porque hombres como él siempre serán necesarios para alcanzar una sociedad más justa.

Decía al inicio, que continuamos con la atención puesta en el terminal terrestre, como lo venimos haciendo desde que Rosario Romaní, periodista de este medio, pusiera en tapete el proceso irregular de concesión, hoy considerado como uno de los casos emblemáticos en materia de corrupción en Ayacucho. Desde esa fecha, han transcurrido cerca de dos años, durante ese tiempo se ha dicho y reclamado tanto a nivel periodístico desde esta CASA DE LA COMUNICACIÓN (Diario La Calle y Radio Wari), y algunos actores de la sociedad ayacuchana, mientras la ex y actual autoridad local, con sus actos venían legitimando un proceso irregular para regocijo de los administradores del terminal, despertando codicias de propios y extraños para generarse sus propios ingresos en torno al caso.

Con la caducidad, por incumplimiento de la Municipalidad de Huamanga promovida por la Empresa concesionaria, se ha iniciado la última fase de esta “crónica de un fracaso anunciado”, como lo calificó Luis La Rea; fracaso anunciado porque no se ejecutaron acciones eficaces para recuperar el terminal, con la agravante que desde el Gobierno Regional de Ayacucho se anuncia que iniciarán un proceso judicial para recuperar el terreno en el que se edificó el terminal terrestre con recursos de la Municipalidad de Huamanga y del GRA, y por su parte la Municipalidad de Huamanga, con el mismo propósito de formalizar la titularidad del terreno a su favor, ha iniciado dos procesos en contra del GRA, uno de contencioso administrativo y otro de cumplimiento de obligación, toda vez que, por un lado, el acto administrativo, es decir la Resolución Ejecutiva Regional que generó el acuerdo de donación del terreno a favor de la Municipalidad, no ha sido cuestionado ni administrativa ni judicialmente. Sin embargo, a pesar de ello, por asesoría del Abogado Paz De la Barra, el Consejo Regional “derogó” el acuerdo anterior de donación, pretendiendo hacer creer que con ese acto quedó sin efecto el acuerdo anterior de donación, cuando se sabe que la derogatoria de una ley,  tiene efectos para lo posterior dejando incólume los actos que haya producido durante su vigencia. Este embrollo legal ocasionado por dicha asesoría no sería otra cosa que generar mayor confusión en torno al caso de terminal terrestre que ha despertado codicias para hacerse de la plata a cualquier costo.

Lo que hasta la fecha no se ha explicado con claridad es qué objetivos persigue el GRA con pretender recuperar el terreno, si lo que está en cuestión es la concesión irregular, cuya nulidad ya lo vienen gestionando los procuradores AD HOC; que tengan éxito o no, es otro asunto. En tanto los dueños de la empresa concesionaria, contra quien ambas instituciones (GRA y la MPH) debieran haber entablado acciones legales conjuntas, seguramente se vienen frotando las manos porque en el supuesto de salir favorecidos en el proceso de caducidad por incumplimiento, la indemnización incluida por lucro cesante, emergente, podría costarnos caro. Por supuesto todo esto en el ámbito de las probabilidades; probabilidades creadas producto de la inacción o acciones desesperadas o populistas tanto del GRA como de la Municipalidad de Huamanga, cuyo enredo legal, beneficia económicamente a unos, porque el GRA como si no existiera, un o una Procuradora Regional, recurre a abogados externos o mejor dicho a un determinado abogado externo para que defienda casos generados desde el seno del GRA, como ocurrió con los terrenos del INIA; ¿será acaso ésta la forma de devolver algún favor?

Nos resistimos a creer que desde las instituciones tutelares de la región y de la capital de la región,  hayan o estén trabajando, consciente o inconscientemente, a favor de una empresa que de inversión sólo tiene de nombre. El desenlace del caso terminal terrestre será, como alguien calificó, de película; ojalá no sea de película de terror y horror.


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