jueves, 23 de febrero de 2012

¿POR QUÉ TENÍAN QUE ‘QUEMARLO’?



Necías E. Taquiri Y.

Delito de lesa cultura fue haberlo ‘quemado’ (*). En público, con saña, a plena luz del día y sin motivo alguno. No hay derecho, caracho. Lo digo públicamente dolido en el alma, en esta tribuna del pueblo donde habitualmente hablamos serenamente sobre asuntos delicadísimos, tanto regionales, nacionales e internacionales, inclusive.

Nunca antes como ahora, nos había conmovido tanto el que lo hayan ‘quemado’ como si fuese un vulgar delincuente. Sus ejecutores (pobres diablos, de quienes nadie sabe de dónde han venido, a qué se dedican), no tuvieron el mínimo reparo de haberle echado en la cara, el cuello, sus axilas, sus cansados pies y el cuerpo todo, el ‘combustible del desagradecimiento’, para que arda rápidamente y no quede la menor posibilidad de sobrevivencia, aunque sea con quemaduras de tercer grado.  

Lo han ‘quemado’ cuando estaba vivo, en la cúspide de su existencia. Se sentía decente y sinceramente satisfecho, tras haber contribuido a que los pobres y ricos de esta parte del planeta, tal vez hasta sin merecerlo, hayan cosechado tal cantidad de alegría que normalmente nunca lograrían ni con todo el dinero de Gates puesto en sus bolsillos para gastar como les dio la gana.

Lo han ‘quemado’ olvidando que apenas días antes, qué días, ¡sólo horas antes!, gracias a su bondadosa e ilimitada autorización, disfrutaban de la dulce y reconfortante comida, de la espirituosa y salvadora bebida, del abrazo amigo y del beso libidinoso, sin que por eso sientan vergüenza alguna o teman que los juzguen los decisores de la justicia nacional o mundial, porque este buen hombre, al que acaban de pagarle mal, tenía poder supranacional y el perdón por costales para los pecadores, a fin de que lo usen como escudo frente a todas las críticas, maledicencias, envidias u odios.

¿Por qué tenían que haberlo ‘quemado’, por qué? ¿No han escuchado que no llevaba el rostro de nadie, ni representaba a ninguno? ¿Por qué tenían que haber procedido de esa manera, cuando ni siquiera se parecía a Alan García, Antonio Chang, Rey Rey, Flórez Araos, Aldo M., Bush, Obama, Jirafales o Malena?, pregunto por última vez, ¿por qué?

¡Insensatos, equivocados, genocidas!, lo que han hecho ustedes no tiene nombre, o, mejor dicho, sí tiene nombre: delito de lesa cultura. Porque han ‘quemado’ a quien representaba al hombre y a la mujer de Huamanga señorial, del simbólico Wari, del Chuschi emblemático, de la utilizada Uchuraccay, de la bella Huanta, del paradisíaco Huancasancos, de la arguediana Sarhua o del querido Misapa-siñalnin. Lo han hecho cuando ayer nomás declaraban a nuestros carnavales como “Patrimonio cultural de la nación”. Han ‘quemado’ a quien estuvo a punto de convertirse también en el señor de los hijos de Puno hechos en Ayacucho. ¡Lesa cultura, pues!

Han ‘quemado’, en fin, a quien no debieron. Si lo hubieran hecho con quienes ustedes creían a los que se parecía, en plaza pública y para escarmiento de los otros, tal vez no hubiéramos criticado tanto, y menos con palabras tan duras como éstas; pero, tratándose de Él (lo escribo con mayúscula), no me queda sino ratificarme en que son ustedes (pirómanos de febrero), unos malagradecidos, desventurados, irreverentes, borrachos, zánganos. Sus hijitos, ‘pobechitos’, cuando nazcan de aquí a nueve meses, no tendrán padrino, por culpa de ustedes, ni conocerán al mentor de sus llegadas. Snif. 

Han ‘quemado’, al respetable Señor de los Carnavales, el Rey Momo, Q.E.P.D y QPV (que pronto vuelva), antes de que el calentamiento global nos desaparezca orgullo y todo. * (En el sentido semafórico de la palabra, porque en realidad ya no queman, sino guillotinan). 

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