Gudelia
Machaca Calle
“La mujer del César no sólo debe ser honesta, sino
además parecerlo”. La frase corresponde al Emperador de Roma Cayo Julio César,
allá por los años 100-44 a.c.. Resulta que la esposa de César- Pompeya- muy
recatada ella perteneciente al mundo aristocrático de la época del esclavismo
de Roma, accedió ir con sus amigas, a una SATURNALIA, que era una orgía de sexualidad que se
permitían, dice la historia, las damas aristocráticas de Roma. Tras enterarse
del hecho, el Emperador la repudió públicamente (requisito para divorciarse), y
disolvió su matrimonio. Las amigas y otras damas de la Aristocracia, buscando
interceder con el marido ofendido, se esforzaron en justificar que su esposa si
bien había acudido a dicha reunión, pero sólo se había limitado a ser espectadora
y que no había cometido ningún acto que pudiera considerarse deshonesto.
Entonces el Emperador les respondió: “La
mujer del César no sólo debe ser honesta, sino además parecerlo”. Desde
aquél entonces ese dicho se ha trasladado a la vida cotidiana, pero
principalmente al ámbito político, y se ha traducido en la siguiente frase: “Los políticos – y autoridades por la
investidura que ostentan- no sólo deben ser honestos, sino además, parecerlo”.
Ocurre que hay circunstancias en que los políticos caen bajo sospecha de haber
incurrido en un acto deshonesto, aun cuando no se haya demostrado en un juicio,
es decir la verdad real y no la verdad legal. Así, lo dicho por el Emperador,
como sostienen, ha quedado como un paradigma de la conducta que se debe exigir
a quien ocupa un cargo de responsabilidad en la sociedad. Ser y parecer, serían
como la teoría y la práctica que no deben desligarse.
Este relato nos sirve para contextualizar el actuar del
mandatario regional Wilfredo Oscorima, quien proclama su honestidad, y es
cierto, aunque afronta varias investigaciones, a nivel judicial aun no se le ha
probado ningún delito, y antes de ser presidente, se ha acogido a la
prescripción del un delito contra el patrimonio. Si el Presidente Regional
proclama su honestidad, empero ¿qué imagen proyecta cuando realiza actos
contrarios a esa proclama como el regalar 30 cajas de cerveza en el aniversario
del Ministerio Público?, o cuando regala
relojes rólex a un Magistrado de la Corte Superior de Justicia de Ayacucho,
denuncia nunca aclarada, o designa en cargos de CONFIANZA a tres hermanos de
igual número de magistrados del Poder Judicial de Ayacucho (de dos de ellos ya concluyeron
sus designaciones, el tercero acaba de ser designado), u ofrece la construcción
de la segunda planta de la infraestructura del poder judicial, cuando existen
otras necesidades postergadas, o declara alegremente: “creen que a mí me van a ganar en un juicio?... imposible…” ¿Qué
idea puede formarse la opinión pública con estos actos? ¿Es la prensa que
inventa estos hechos?, y no sólo uno, sino una sucesión de hechos similares de
un mandatario regional que no sólo debe proclamar su honestidad, sino también,
parecerlo.
No se afirma per sé que la designación de los hermanos
de vocales en CARGOS DE CONFIANZA, por
parte del mandatario regional, produzca automáticamente el quebrantamiento de
la voluntad de todos los jueces, vocales y fiscales, porque existen magistrados
probos que no se doblegan a ningún poder político, económico ni mediático, más
que a su conciencia y a la justicia como supremo valor, pero, reitero, ¿cuál es
el mensaje subyacente en esta forma de actuar de un mandatario? ¿Acaso no
existen conflicto de intereses?.
Actuaciones de esta naturaleza, lo único que hacen es contribuir a que
la desconfianza, el descrédito en los poderes públicos siga creciendo como un
globo en la población que les puede reventar en la cara. Y no nos vengan a
decir, que aquí hay mala intención, que nos persiguen nuestros demonios para
pensar así; más bien no analizar, no encontrar una explicación política a esta
forma de actuar de los mandatarios, estaríamos condenándonos a convertirnos en
EUNUCOS INTELECTUALES y eso no lo somos; nuestro análisis, nuestra alerta tiene
fundadas bases reales, allá aquellos que quieran cerrar sus ojos y oídos cuando
todo lo tienen a la vista, hasta se siente el olor, por decir lo menos.
Necesitamos una prensa, una ciudadanía vigilante,
alerta a cualquier acto de gobierno para reaccionar y tener capacidad de
indignarnos, si perdemos esa capacidad, estaremos camino a deshumanizarnos.
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