Gudelia Machaca Calle
Luego
de una Semana Santa que nos permitió acercarnos con nosotros mismos y ojalá eso
perdurara por mucho tiempo, sin embargo lo que se presagia para los próximos
días, no será ni santa ni pura, cuando se conozca el informe del peritaje del
Estudio de Impacto Ambiental - EIA - del proyecto minero Conga.
A
pocos días de conocerse este informe, ya la ciudad de Cajamarca y el Distrito
de Bambamarca (Hualgayoc), se encuentran sitiadas por varios centenares de efectivos de las Fuerzas Armadas y de la
Policía Nacional de Perú, procedentes de Trujillo, Chiclayo, Piura, incluida la
DINOES como informan algunos medios de comunicación de alcance nacional. ¿Cuál es
el propósito?, Todo indica frenar la ola de protestas que se producirían tras
conocerse en los próximo días el peritaje internacional del EIA del proyecto
minero Conga, que daría paso libre al controvertido proyecto minero.
En
el gobierno de Alejandro Toledo, fue la pretendida privatización de la empresa
eléctrica Egasa para entregársela a una transnacional de matriz belga, que
movilizó al pueblo arequipeño; la región fue declarada en emergencia y bajo
control militar. La contundencia de la
lucha del Frente Amplio Cívico de Arequipa, con una huelga indefinida, hizo que
el entonces Presidente Toledo retrocediera en el propósito privatizador de la
energía eléctrica en Arequipa.
Si
para Toledo fue el arequipazo, para el gobierno de Alan García fue el Baguazo
donde pretendió concesionar a capitales extranjeros terrenos ubicados en la Amazonía,
sin tomar en cuenta el Convenio 169 de la OIT que obliga consultar a las
comunidades indígenas que viven en esas tierras cuando los gobiernos tengan que
implementar cualquier política de desarrollo. La huelga contundente de los
amazónicos duró cerca de dos meses, a pesar de la serie de vituperios como la
infeliz expresión de García “Los indígenas de la Amazonía no son de primera
clase”, resistieron hasta una represión desmedida que costó la vida de 34
peruanos entre nativos y policías. La sangre derramada en la Curva del Diablo,
sirvió para que el gobierno aprista retroceda en su pretendida entrega de
terrenos de la Amazonía a capitales extranjeros sin consulta previa.
Hoy,
en el gobierno de Ollanta Humala, quien se comprometió a inclinarse a favor del
medio ambiente, la vida, el agua si entraba en contraposición con el oro y los
intereses de las empresas transnacionales, tiene una prueba de fuego en el caso
del proyecto minero Conga y ojalá no sea necesario más derramamiento de sangre
para que el gobierno entienda que el proyecto minero Conga no puede ir.
La
constante de los gobiernos neoliberales auspiciado por la derecha económica es
imponer determinadas políticas sin la licencia social, como se suele decir,
hecho que tiene como correlato la resistencia del pueblo organizado, a quien se
le reprime con una fuerza policial desmedida, que conlleva a desenlaces
fatales, y sólo así el gobierno retrocede. Así, las conquistas del pueblo,
llevan como sello distintivo la sangre de sus mejores hijos y a ellos se los
debemos las pocas libertades de las que gozamos.
Sin
duda, el caso Conga, no será la excepción, y tratándose de un tema crucial que
definirá el rumbo de las relaciones del Estado peruano y las empresas
transnacionales en las futuras negociaciones, su desenlace compromete a todos
los peruanos, y la Asamblea Nacional de los Pueblos del Perú desarrollada en
Cajamarca el último 30 y 31 de marzo,
tiene el propósito de unificar las luchas del pueblo que se expresarán,
seguro, luego de conocerse el peritaje internacional del estudio de impacto
ambiental del proyecto minero Conga. En estas circunstancias la tensión que se
vive en Cajamarca, debe preocuparnos a todos como también debe preocupar a
organismos de derechos humanos para que no se cometan excesos.
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