domingo, 3 de abril de 2011

COMPARE LAS ENCUESTAS PRESIDENCIALES

Para algunos no sirven . Para otros son las "fotografías del momento". Independientemente de ello , parece que Humala pasa a segunda vuelta ......









HISTORIA DE LAS ENCUESTAS (*) En 1936, Literary Digest utilizó una muestra significativa de 2.3 millones de votantes, en la cual habían determinado que la población norteamericana tendía a simpatizar con el Partido Republicano. Una semana antes del día de las elecciones presidenciales, fue reportado que Alf Landon del Partido Republicano era, de lejos, mucho más popular que Franklin D. Roosevelt del Partido Demócrata. Al mismo tiempo, George Gallup condujo una encuesta mucho más pequeña, pero con mejores bases científicas, utilizando muestras demográficas representativas. Gallup predijo la victoria de Roosevelt, en 1936, (quien fue reelecto cuatro veces) generando el primer hito en la historia de las encuestas de opinión pública.

Así, Gallup lanzó una subsidiaria en el Reino Unido, (el British Institute of Public Opinion), donde vaticinó la victoria del Partido Laborista en la elección general de 1945, en contraste con virtualmente todos los otros comentadores, quienes esperaban que el Partido Conservador, liderado por Winston Churchill ganara fácilmente. En Francia creó el Institut Francais d`Opinion Publique, (conocido habitualmente como el IFOP), empleando métodos similares para estimar el estado de la opinión pública.

Al término de la Segunda Guerra Mundial el interés por las encuestas se extendió a casi todos los países. Pero fue tan sólo en la década de los sesenta que las encuestas fueron ampliamente utilizadas, con fines electorales, por los medios de comunicación y los partidos políticos. A contar de entonces, el uso de encuestas ha crecido en términos casi exponenciales.

John F. Kennedy, Presidente de Estados Unidos entre 1961 y 1963, fue el primer candidato a la Casa Blanca que se basó en encuestas para su estrategia de campaña. Comprendió la necesidad de estudiar las opiniones y actitudes del público en general y partiendo de esta idea, utilizó las encuestas para definir los puntos fuertes y débiles que le atribuía la gente, así como para evaluar tanto a sus oponentes como los temas de actualidad y para ayudarle a perfilar la planificación de su campaña.

Una de las encuestas reveló que sólo el 30% de las familias enviaban a sus hijos a la universidad pero que el 80% anhelaban poder hacerlo en un futuro. De modo que, en su campaña por el país, como parte de su estrategia, Kennedy expuso un mensaje sobre la educación dirigido a una audiencia específica. Afirmaba que la educación era una prioridad máxima y que mejoraría las oportunidades de formación para los niños. El público respondió muy bien a este mensaje y, a su vez, a Kennedy.

En una época en la que muchos protestantes no apoyaban a Kennedy porque era católico, el candidato utilizó los sondeos para decidir la trayectoria de su campaña. En función del resultado de las encuestas, Kennedy decidió eliminar 30 estados en las visitas de su campaña en función de la actitud de la gente hacia su condición de católico y dedicando su tiempo y sus recursos a los estados en los que sería mejor recibido.

En los Estados Unidos, las encuestas pueden emplearse incluso para eliminar a una candidatura, que fue lo que sucedió con George Romney, quien se retiró de la carrera antes de las primarias de 1968, y con Walter Mondale antes de las primarias de 1976. La campaña de Hubert Humphrey en las primarias de California de 1972 quedó seriamente dañada por la encuesta California Field que lo mostraba veinte puntos por detrás de McGovern una semana antes de la elección, la que perdió, en rigor, por un margen de apenas cinco puntos.

Partidarios y Detractores

Paul Lazarsfeld, norteamericano de origen polaco, precursor de la Sociología Empírica en Estados Unidos, el año 1950 en su discurso durante el Congreso Anual de la American Association for Public Opinion Research, planteó que era un deber de los investigadores que realizaban encuestas actuar como cronistas de los hechos. Para Lazarsfeld, el potencial de las encuestas radicaba en la capacidad de entregar evidencias objetivas para la interpretación histórica de las sociedades. A su juicio, el valor de las encuestas estaría en documentar las opiniones, sentimientos e inquietudes de las sociedades en momentos determinados del tiempo, dejando de lado las interpretaciones y distorsiones propias de las subjetividad de los investigadores.

Por su parte, en 1971 Pierre Bordieu, el notable sociólogo francés, llegó a afirmar que “la opinión pública no existe” criticando duramente a estos sondeos, por considerar que se trataba de “artefactos” creados por las empresas que realizan este tipo de mediciones. Sus reparos apuntaban a que todos los seres humanos tienen opiniones personales sobre los asuntos que se les consulta, que todos los entrevistados se hacen a si mismos las preguntas que se les formulan en base a categorías cerradas de respuesta y le atribuyen los mismos significados, y que la suma de todas las respuestas supone que todas las opiniones son equivalentes y que tienen el mismo peso social.

(*) www.fundacionfuturo.cl

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