lunes, 18 de julio de 2011

¿DEMOCRATIZANDO LA UNIVERSIDAD? - Necías Taquiri

¿DEMOCRATIZANDO LA UNIVERSIDAD?

Necías Taquiri / 18-07-11


Lo que viene ocurriendo en la Universidad de Huamanga es realmente aleccionador. Demuestra muchas cosas, según cómo se vea el asunto, por completo y por el contexto en que ocurre. Y podríamos resumirlo de la siguiente manera:

Sus estudiantes toman los locales universitarios exigiendo que se vayan los “dinosaurios” (repitiendo lo escuchado) Alegría, Canzio y Molina, por haber demostrado incapacidad en todo orden de cosas, tras haber tomado el poder por asalto hace más de un año, y por haber mostrado la intención de quedarse por las calendas griegas.

Desde la Federación Universitaria, por su parte, surge la idea de democratizar las elecciones de autoridades con el voto universal. Sí, dijeron casi todos los miembros de la universidad, ‘pero no con estas autoridades ilegales’. Entonces, la intervención de otras instancias, incluso extrauniversitarias, como el Gobierno Regional, la Municipalidad, la Fiscalía, Defensoría del Pueblo, Frente de Defensa del Pueblo, logró arrancar el compromiso de Alegría, Canzio y Molina para poner sus cargos a disposición de la Asamblea Universitaria convocada por ellos y no la auto convocada, que ya los había vacado y designado a sus reemplazantes.

Llegado el día, deponiendo cualquier indicio de paralelismo, la Asamblea Universitaria, por unanimidad como nunca y al unísono, aceptó la ‘finalización’ de la gestión Alegría-Canzio-Molina, permitiéndoles la conducción de la sesión y, al final, despidiéndolos de sus irregulares encargos. Lo demás es de dominio público: fue designado como Rector ‘el más antiguo con doctorado’: Humberto Hernández (de Química) y éste, tuvo que designar, casi por ‘encargo’ invariable de la Asamblea, a José Yarlequé (de Biología) y Gualberto Cabanillas (de Educación) como Vicerrectores.

Posteriormente, Asamblea Universitaria y Consejo Universitario, aprobaron la democratización de las elecciones universitarias con el referendo ponderado, imitando lo ocurrido en Cajamarca, con arreglo a los términos y disposiciones de la Ley Universitaria. Los locales universitarios ya debieron ser desocupados. Sin embargo, siguen tomados, con el anuncio de que cuando Yarlequé desista de su encargatura y cuando el reglamento modificado del Estatuto esté promulgado. Hoy lunes debatirían los alumnos para determinar cómo es que actúan, finalmente.

La pregunta es: ¿se estará democratizado así la Universidad de Huamanga, porque se garantiza otro tipo de elecciones, tanto de Rector y Vicerrectores, Director de Posgrado y Decanos de Facultades, con el ponderado aprobado de 45 por ciento para docentes y estudiantes? ¿Y desaparecerá esa suerte de escenario de violencia, de corrupción, de fraudes, trasladado también a las universidades? ¿Será una universidad democrática sin el cargamontón acumulado en décadas, por hasta rivalidades ilógicas entre docentes y administrativos promovidas por los defenestrados ‘encargados’ demagogos, con la finalidad de dividir y reinar?

Los mafiosos de adentro, que cuidan el feudo para seguir dominando invariablemente los destinos de la universidad, y los enemigos externos que buscan hacer noticia pidiendo intervenciones, tergiversando, sensacionalizando y hasta calificando como buenos o malos los hechos universitarios, sin saber ni papa de lo que significa universidad, no querrán que las aguas vuelvan a su cauce. Pero, así y todo, dialécticamente hablando, se está promoviendo la apertura de debates sobre la realidad y el sistema universitario en el Perú.

La débil democracia subsistente, sin los principios universitarios arrancados con luchas y hasta con sangre, necesita atención o reedición de principios. Mientras tanto, hay que propiciar la inserción de la universidad (docentes, alumnos y egresados) a las gestiones locales, regionales y nacionales, para que no se siga concibiendo que la universidad está encapsulada, que no sale de sus marcos puramente academicistas y para que la investigación poca o mucha que hayan realizado, se validen, se contrasten, se instrumentalicen en la realidad social, lejos muy lejos de esos pruritos de la ocupación única o de la dedicación purísima.

Nunca avanzará la universidad si no se mete al escenario nacional para hacer protagonismo teórico y práctico en sus instituciones, sus empresas, sus discusiones, con sus éxitos y sus fracasos, incluidos, hasta aprender a construir una industria nacional, una tecnología propia y un destino auténticamente nacionalista. Por eso, hay que aislar a quienes quieren aislar a la Universidad de su pueblo, en el real sentido de la palabra. Por eso, esto de la democratización electoral universitaria, es un inicio. Aún faltan muchas cosas más.

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