Los paros y el mantenimiento de la situación de pobreza
El Halcón Observador
A los que queremos realmente el desarrollo de Ayacucho, nos es difícil de comprender como, todos, mantenemos las condiciones precarias en las que vivimos, no solo por la evidente ineficiencia del Estado, sino también por nuestras actitudes como ciudadanos, que en lugar de unirnos para construir nuestro futuro estamos contribuyendo al caos y la violencia que consolida una situación de pobreza, contra la que nos decimos estar luchando.
El Estado, en sus tres niveles de gobierno, que no entiende la necesidad de impulsar verdaderos procesos de desarrollo y la urgencia de dotarle a los pueblos de la sierra y la selva, las condiciones mínimas de infraestructura productiva que haga posible su despegue económico y social. Los gobernantes, que se limitan a realizar pequeñas obras que atomizan la inversión pública y prolongan el descontento de las masas, a las que solamente escuchan cuando generan desbordes sociales que son calmados con “acuerdos” de todo tipo que , suscritos bajo presión social, tienen altas probabilidades de quedarse en los archivos.
Otro sector responsable de nuestros problemas es el grupo de caudillos (siempre los mismos) que deambulan por la ciudad, convirtiéndola en una “tierra de nadie” donde el que grita fuerte, en nombre de un supuesto “pueblo” al que dice representar, toma decisiones de paralizar la ciudad y perjudicar al verdadero pueblo trabajador; a esa inmensa masa de gente humilde que vive del día a día y que atraviesa múltiples obstáculos para generarse los magros ingresos que le sirven de sustento a sus familias. Es preocupante ver que las decisiones que nos conciernen a todos, son tomadas por ese pequeño grupo, que tiene claras intenciones de resucitar políticamente y prepararse para las contiendas electorales, en las que utilizará , una vez más, el nombre de la gente más humilde a la que le hará creer que la defiende, a pesar de haberle impedido de nutrir a sus hijos cada vez que se le ha ocurrido de radicalizar sus medidas por una “plataforma de lucha” que tiene una inmensidad de puntos no priorizados que le quitan seriedad y eficiencia a sus actos.
El vacío de poder contribuye al caos
Esa situación de caos es promovida por el vacío de poder generado por la falta de liderazgo de las autoridades regionales y locales, las que están enfrascadas en su propia agenda político-partidaria y su sed de perpetuarse en el poder. Por otro lado, están los otros actores de la sociedad civil, los que no son radicales pero que al no encontrar espacios en los que puedan converger se limitan a ser simples espectadores y a lamentar lo que sucede. Hace algún tiempo, veíamos en la Mesa de Concertación para la Lucha Contra la Pobreza ese espacio en el que los actores con posiciones distintas e incluso opuestas, intentaban lograr acuerdos mínimos que les permitiera avanzar y construir una agenda común. Sin embargo, hoy, ese espacio ha pasado a ser parte de la historia y todos vemos cómo nos vamos quedando en la tribuna a observar cómo otros toman las decisiones que nos afectan y no hacemos nada por contrarrestar esa tendencia a implementar “la ley del más fuerte”, que en poco tiempo nos puede devolver a la época del terror de la que nadie quiere acordarse.
¿Quién piensa en los que menos tienen?
Cuando se habla del perjuicio de los paros y huelgas, se piensa que son los grandes empresarios los que se perjudican y que por eso reclaman, pero no es así, pues estos tienen reservas que les permiten mitigar las pérdidas, así como los empleados públicos (en especial los profesores) que no son perjudicados porque trabajen o no, siempre tendrán sus salarios. Paradójicamente, los grandes perjudicados son los más pequeños, los que menos tienen, los que viven de los 10 soles que ganan cada día; esas personas que tienen pequeñísimos negocios de productos perecibles que les permite prever cómo y con cuántos soles van a honrar sus pagos de un microcrédito que tienen pendiente (¡porque no poseen capital propio!) y con lo poco que queda, garantizar la alimentación de su familia. Cabe hacerse la pregunta: en este paro de tres días ¿quien va a reparar las pérdidas que tienen estas personas a las se les malogra sus pocos productos, que para muchos puede parecerles una minucia, pero que para ellos es toda su fortuna.? y ¿con qué autoridad moral le dirán luego los candidatos que van a velar por sus intereses, cuando ellos han estado al origen de las pérdidas que las han sometido nuevamente en una situación de pobreza de la que con tanto esfuerzo estaban saliendo?.
¿ Cuánto estamos perdiendo con este paro?
Hagamos un simple cálculo para ver cuánto estamos perdiendo en estos tres días del paro impuesto por el FREDEPA y acatado por una población que no está de acuerdo pero que lo hace por temor a los actos vandálicos que caracterizan a sus promotores. Así, si la población económicamente activa de nuestra región es de 346,599 personas y que éstas pierden un mínimo de 8 horas de trabajo (aunque en los negocios se trabaja un mayor número de horas), por los tres días de paro estaríamos perdiendo 8 millones 318mil 376 horas de trabajo, lo que quiere decir que si el jornal es en promedio de S/35.00 por día, estaríamos perdiendo 36 millones con 392 mil 895 Nuevos Soles, monto exorbitante que nos damos el lujo de perder, en una sociedad que vive al límite de la precaridad, solamente porque a algunos caudillos se les ocurrió esa estrategia para mantenerse en el escenario político, argumentando todavía que sus cinco años de estudios les da el derecho de jugar con la vida de las personas que tienen pequeñísimos negocios familiares de las que dependen.
¿Hasta cuando vamos a seguir soportando que no se respeten a las personas?. Si nos quejamos del atropello de los derechos de los pueblos por parte del Estado, ¿por qué nos permitimos, nosotros, de atropellar los derechos de los que menos tienen y que necesitan trabajar, agrediéndoles y destruyendo sus bienes?, ¿por qué no entendemos, de una vez por todas, que nuestros derechos terminan donde comienzan los derechos de los demás?!...
1 comentario:
En esencia estoy de acuerdo con el artículo. En Ayacucho nadie dialoga ni propone estrategias colectivas desde la civilidad , mucho menos los Colegios Profesionales ni la UNSCH . De esto se aprovechan ciertos caudillajes enquistados principalmente en el SUTEP y SUTEA y lógicamente gobernantesimprovisados para gobernar que salen elegidos por una suerte de lotería en el sufrafgio y no por una lógica de reflexiones políticas. A ambos les conviene este status quo. A los Colegios Profesionales también. Se dice que existe una UNSCH y una Red de Colegios Profesionales. No se les ve ni en el debate ni en la propuesta ante los grandes problemas regionales. Una de las limitantes que tiene la MCLPA es la convocatoria a estos actores y muchos más. Estos silencios y ausencias están progresivamente legitimando lo ilegítimo y confabulándose con la corrupcion y la incompetencia. Está llevando al abismo las sinceras voluntades de desarrollo sostenible con equidad y justicia social para la región. La promoción de la Asamblea Cívica que hace la MCLPA ( el 22/7 se realizará la III Asamblea a partir de las 4pm) es una actitud , reclamo o invocación sinceras para empezar a superar esta patología política y social imperante en Ayacucho, que es mucho más grave que el virus A1 HN1 . Felicitaciones a Jorge Aramburú por empezar a tocar descarnadamente el tema. Que no desmaye. Andrés Solari - MCLPA
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