¡FELIZ DIA DE LA MUJER! .
Y a nuestro estilo ...... una MUJER ECOLOGISTA:
VIVE EN NOSOTROS
BARBARA D'ACHILLE EN EL RECUERDO
Sábado 14 de Marzo del 2009 / "El Comercio"
Una declaración suya aún la pinta de alma entera: “Lo que siempre me ha fascinado es la naturaleza: ver crecer una planta, observar el comportamiento de un animal. Y soy tremendamente curiosa, quiero saberlo todo: leyendo y preguntando he ido aprendiendo poco a poco”. Lo dijo en 1986 cuando recibió el Premio Koepcke de Conservación.
Y en esa misma ocasión la tenaz y perspicaz periodista y ecologista Bárbara d’Achille afirmó con la poesía más simple, existencial y bendita de la ciencia: “Si uno se detiene a observar un árbol, sobre todo si es un árbol grande y majestuoso, no puede dejar de asombrarse ante una de las obras más maravillosas de la naturaleza… Si uno va más allá, con ayuda de la imaginación puede percibir que el árbol respira y con ello purifica el aire; que su mecanismo de fotosíntesis genera energía; que cada una de sus células almacena nutrientes y humedad. La fascinación aumenta ante la utilidad del árbol: no solo preserva y mejora la tierra donde crece, sino que sus raíces, tronco y copa albergan una enorme variedad de seres. Se puede decir que el árbol es el símbolo de la vida misma”.
A una mujer con este espíritu tan “verdemente” hermoso la asesinó el grupo terrorista Sendero Luminoso el 31 de mayo de 1989, en Huancavelica, cuando cumplía una de sus inmortales misiones en defensa de la naturaleza.
AMOR CONSERVACIONISTA
Este mes hubiera cumplido 68 años. Bárbara Bistevins Treinani nació en una familia de artistas en el pueblo de Dobele, en Letonia. En 1944, cuando tenía 3 años, sus padres huyeron con ella de la persecución nazi y, atravesando el mar Báltico en una lanchita repleta de refugiados, consiguieron desembarcar en Suecia. Y dos años después la familia emigró a Argentina.
Cuando tenía 20 años, viajó a un país que se convertiría en el punto de apoyo permanente de su espíritu de aventura. Era 1961 y en Lima dictaban un curso de aeromoza en la compañía Panagra.
Ella se matriculó efímeramente en esas clases y de por vida con este país que la encandiló, sobre todo cuando entre 1968 y 1984 vivió en la selva peruana y esta le dio una razón de vida definitiva: “El impulso se originó en el descalabro del que he sido testigo: viviendo en Pucallpa, luego en Iquitos, posteriormente en Manaos y nuevamente en Iquitos y Pucallpa he visto a través de los años la destrucción y el deterioro (...) Esto me produjo preocupación, un sentimiento de impotencia y, cada vez más, una tremenda indignación”.
Sus cuestionamientos acicatearon alternativas: “¿Qué podía hacer yo? Quedarme cruzada de brazos viendo la destrucción que un mal llamado desarrollo traía consigo, me resultaba cada vez más frustrante y desesperante… Finalmente propuse al doctor Alejandro Miró Quesada hacer una serie de artículos sobre la selva. Le dije: “Nadie sabe en Lima nada sobre la selva. Me contestó que tenía razón””. En 1983 comenzaron a publicarse sus artículos en El Comercio y en 1985 se hizo cargo de nuestra página de Ecología.
SUS CRÓNICAS VIVAS
Y hasta hoy son subyugantes sus artículos sobre los parques y áreas de conservación en Yanachaga-Chemillén, el río Abiseo, Pacaya-Samiria, Cutervo, el Manu, Machu Picchu. Bárbara se embelesaba con las telarañas a trasluz de la luna en Tingo María, con los parajes perdidos del Tambopata-Candamo y con sus caros animales salvajes. Bárbara vivía en el asombro perenne por el bosque nacional de Tumbes, el parque nacional Cerros de Amotape y el Coto de Caza El Angolo; también por los Pantanos de Villa, Paracas, el Colca y el Lago Titicaca.
Con este encanto silvestre se ganó la amistad rendida de Jean-Michel Cousteau, tan soñador como su famoso padre Jacques Cousteau. Cuando Bárbara lo acompañó en la expedición amazónica de 1982 que provocó su premiado documental “Snowstorm in the Jungle”, Cousteau escribió que ella fue “la Cruz del Sur que nos ayudaría a navegar” y admiró “su gran amor y consideración por los semejantes”.
UN LEGADO SIN MUERTE
Fue asesinada en el paraje Huarmicocha, en el distrito de Huando, según precisa el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. La mañana de ese pesaroso 31 de mayo acudió a la Corporación de Desarrollo-Huancavelica y se entrevistó con el ingeniero Esteban Bohórquez, director de proyectos especiales. Y con él salió a las 10:30 a.m. para un recorrido en camioneta por las comunidades de Pueblo Libre y Tinyaclla, donde se ejecutaba el Proyecto Especial de Camélidos Sudamericanos. Iban acompañados por el chofer Hugo Villafuerte y dos ayudantes.
En el trayecto, Villafuerte se dio cuenta de que el auto se quedaba sin combustible y decidió pedirlo en el campamento de la mina Martha, cerca de allí. De pronto, fueron emboscados por un grupo de senderistas armados.
En el trayecto, Villafuerte se dio cuenta de que el auto se quedaba sin combustible y decidió pedirlo en el campamento de la mina Martha, cerca de allí. De pronto, fueron emboscados por un grupo de senderistas armados.
Los llevaron a la laguna de Tutacoccha, a 11 kilómetros de la capital de Huancavelica, y el jefe de los terroristas, identificado como “Rogelio”, le ordenó a Bárbara que les hiciera un reportaje; pero ella se negó y se ganó su furia, que fue igual contra el ingeniero Bohórquez cuando se enteró de que era un funcionario estatal.
Así, liberó con amenazas de muerte a los tres acompañantes, quienes cuando ya estaban a un kilómetro de distancia escucharon un disparo y luego una detonación. Al día siguiente se encontró la camioneta dinamitada y los cadáveres de Bohórquez, con dos disparos en la cabeza, y de D’Achille, con el cráneo destrozado a pedradas.
Pero de la bestialidad brotó la solidaridad inmensurable. Quizá el más precioso homenaje que venció a la muerte irracional fue el nombre científico que adoptó un lorito verde amazónico: “Nannopsittaca dachilleae”. Antes de llevar el apellido de Bárbara aquel era conocido como el pájaro sin nombre. Su espíritu batallador fue honrado así dándole al ave el derecho al nombre; porque ella respetaba, amaba y luchaba por su semejante. Y su semejante era la naturaleza en pleno, salvaje, frágil, toda.
Blga. Guadalupe Infante
El "efecto" Clelia
El "efecto" Clelia
Personal de FINCA PERU
Si son ALIANCISTAS ...... mejor
Feli Sulca - Oficina de Imagen EPSASA
Directivas de ANP Huamanga
Estudiantes Estomatología UAP Ayacucho
No se quien las inventó
Dicen que fue una costilla
Y si habitaran la luna
Mujeres, lo que nos pidan podemos
Mujeres
Nosotros con el machismo, ustedes al feminismo
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Promoción 1985 - María Auxiliadora
No se quien las inventó
No se quien nos hizo ese favor tuvo que ser Dios
Que vio al hombre tan solo y sin dudar lo penso en dos
En dos
*
Dicen que fue una costilla
Hubiese dado mi columna vertebral por verlas andar
Después de hacer el amor hasta el tocador y sin voltear
Sin voltear, sin voltear
*
Y si habitaran la luna
Habría mas astronautas que arenas en el mar
Mas viajes al espacio que historias en un bar
En un bar, por que negar
Que es lo mejor que se puso en este lugar
*
Mujeres, lo que nos pidan podemos
Si no podemos no existe
Y si no existe lo inventamos por ustedes
Mujeres, lo que nos pidan podemos
Si no podemos no existe
Y si no existe lo inventamos por ustedes
*
Mujeres
Que hubiera escrito Neruda
Que habría pintado Picasso
Si no existieran musas
Como ustedes
*
Nosotros con el machismo, ustedes al feminismo
Y al final la historia termina en par
Porque en pareja vinimos y en pareja hay que terminar
Terminar, terminar
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