EL REGRESO DE LOS GRINGOS GIGANTES
Por Enrique Planas
Por Enrique Planas
Eugenio Barba siempre recuerda aquel viaje a Huamanga, hace exactamente 20 años, tiempos de violencia subversiva y represión militar. A falta de garantías, el encuentro teatral Ayacucho 88 se desarrollaba muy lejos de allí, en la tranquila Huampaní. Sin embargo, para el fundador del Odin Teatret de Dinamarca, viajar a esa ciudad se había convertido en una obligación moral. "Me molestó que Cuatrotablas organizara el encuentro en Lima. La primera vez, diez años antes, estuvimos todo un mes en Ayacucho. Y entonces pensamos estar tres días allá antes de regresar a Huampaní", recuerda.
El vuelo tuvo infinidad de problemas. Poco antes de llegar a Huamanga, el comandante del avión anunció a los pasajeros que, por fallas técnicas, tomaban el camino de regreso a la capital. De vuelta al Jorge Chávez, Barba tomó una decisión increíble: fletar una avioneta privada para llevarlos a su destino. "Luego nos dimos cuenta de que un solo avión no alcanzaría por el peso de los equipos, así que rentamos dos aviones. El precio fue inmenso pero debíamos hacerlo. Era cuestión de aceptar resignados lo que el mundo nos dictaba o enfrentar los problemas", afirma el director nacido en Italia en 1936.
Al llegar, el comandante del destacamento militar en el aeropuerto no entendía lo que sucedía: dos avionetas que escapaban de toda lógica de control aterrizaban en la pista, y bajaban de ellas los integrantes del grupo europeo con sus incomprensibles aparejos. La reacción fue inmediata: fueron rodeados en el acto por la tropa armada.
Después de las primeras explicaciones, el comandante les dijo: "Si ustedes son actores, demuéstrenlo". "Aceptamos hacer una función para la tropa, pero les explicamos que, en todas nuestras presentaciones, pedimos a cambio un trueque cultural con el público", explica. Así, después de la primera función del Odin sobre la pista de aterrizaje, los soldados dejaron a un lado sus fusiles y se pusieron a cantar canciones populares. Luego la entusiasmada tropa quiso acompañar a la troupé teatral a la ciudad donde tenían previsto presentarse. El pueblo, que recordaba su anterior visita, corrió la voz de su presencia al grito de "¡los gringos gigantes han regresado!".
La anécdota viene a cuento porque resume el ideario de un grupo como el Odin Teatret: "Esta historia te hace comprender que la acción política del teatro no tiene que ver con el contenido de una obra, sino con la forma en que entras a una situación determinada y haces explotar la habitual forma de ver las cosas, nuestras certezas y fundamentalismos", advierte el maestro Barba.
Al fundador del Odin se lo reconoce, entre tantas cosas, por haber acuñado el término "tercer teatro" para definir su oficio: aquella forma teatral que surge y tiene lugar en espacios no convencionales, tales como barrios, hospedajes, cárceles, etc. y que se contrapone tanto al teatro comercial como al de vanguardia. "El Odin funciona no solo en zonas populares, sino también en todo lugar donde el teatro es inexistente como forma artística. Comenzó en el cuarto de una escuela y pocos reconocían entonces que lo nuestro fuera teatro. Nos decían que éramos aficionados".
Luego de ofrecer en Lima conferencias y talleres, y de presentar este fin de semana en la Casa Yuyachkani su radical espectáculo "Dentro del esqueleto de la ballena", Barba y su grupo partirán la próxima semana a Ayacucho para participar en el tradicional encuentro organizado por el grupo Cuatrotablas, el cual, sin duda, servirá para reflexionar sobre la vigencia de la creación colectiva y del "tercer teatro", actualmente en repliegue. "Lo mismo sucede en Europa --opina Barba--. En la historia del teatro no hay flujos y reflujos, sino sacudidas y estancamientos. Lo vimos al inicio del siglo XX, luego en los años 60 y 70. Siempre las sacudidas han venido acompañadas por grandes visiones, pienso en Artaud, en Brecht, en Grotowski. Hoy vivimos en un estancamiento. Es como trabajar y luego ir a dormir. Ya habrá tiempo de un nuevo despertar, de una nueva sacudida", añade.
EL DATO: Barba impreso.
Junto con el sello San Marcos, Yuyachkani lanza "La conquista de la diferencia", primera edición de un libro en el que Eugenio Barba pasa revista a los 44 años del grupo a través de diálogos con maestros que han inspirado su trabajo y con destacados creadores de América Latina.
1 comentario:
¿Actuando para la tropa?... ¡qué demérito!... pero las coordenadas del llamado Tercer Teatro aceptan ese tipo de lugares geométricos tan propensos a ser vituperados por los "politicamente correctos" vigilantes de la tarea cultural y que, por lo que se ve y escucha y lee, están asomando sus narices por el escenario huamanguino... En todo caso, ese capítulo -el de representar con sus zancos algunaz de sus renombradas obras ante un público uniformado y con fals en la mano- me parece, discúlpenme la pizca de escepticismo, oh seguidores del dramaturgo italiano natural de Gallipoli y con larga residencia entre los descendientes de vikingos de Holstebro, y que a raíz de haber estudiado en su juventud marinera la danza del sur de la India, Katakhali, descubre la importancia del trabajo físico en la formación actoral, del entrenamiento riguroso y disciplinado,,, pues bien, repito, me parece sospechosa y deliciosamente "teatral" ...¿Que la gente voceaba la llegada de los gringos altos?... ni tanto, el único que lo hacía era, creo, Daniel Quispe, ese entonces animoso y vehemente director del grupo teatral Yawar, ahora un circunspecto profesor universitario; con todo, la gente que se reunió en la plazoleta Calvario y en la loza deportiva de Basilio Auqui pudo ver las evoluciones de Torgeir Wethal, Silvia Ricciardelli, Tom Fjordefalk, Else Marie Laukvig, Roberta Carreri,Tage Larsen desarrollando los personajes de "Las Salas del Emperador"...
Habrá que hacer esfuerzos para verlos nuevamente, pues, aunque estén rodeados por esos payñamás teatreros que han aparecido por ahí, por puro figuretismo..
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