Años atrás "El Comercio" se interesó en Ayacucho y realizó la campaña "Plan Ayacucho". Así ocupamos titulares en uno de los principlaes diarios del país, algo que no ocurre de modo usual:
El Plan Ayacucho
Apoyar el desarrollo de Ayacucho, a través de la campaña que ha lanzado nuestro Diario, es caminar hacia la consolidación de la reconciliación entre los peruanos y cerrar definitivamente las heridas de un pasado que no puede repetirse .
El Perú tiene una grave deuda histórica con Ayacucho que es tiempo de empezar a reparar. Esa es la motivación fundamental de nuestro Diario para lanzar el Plan Ayacucho, una campaña ambiciosa que pretende dar lugar a un cambio cualitativo en lo económico, lo social y lo humano.
Luego del arduo informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR) es preciso pasar a la acción real y simbólica para restañar las heridas como nación. Una manera de hacerlo es volver los ojos a Ayacucho, lugar donde se inició el criminal fenómeno terrorista en los años 80 y que terminó asolado por una ola de muerte, miseria y olvido.
Es hora de dejar atrás el rictus de dolor y espanto, y abrazar la causa del optimismo y la esperanza. Los propios ayacuchanos ya han empezado a poner las bases para esto, pero dada la magnitud del reto, todos debemos poner el hombro.
El objetivo es reducir al mínimo los niveles de pobreza, para lo cual urge identificar el potencial económico de la zona y promover la inversión, sobre todo en la pequeña y mediana empresa. Ayacucho tiene fortalezas en el agro, además de su inmenso potencial turístico. El proyecto río Cachi debe ser otro foco de desarrollo.
Algo sí debe quedar claro: De ninguna manera se pretende promover políticas asistencialistas, que tanto daño han hecho en el pasado: El Gobierno tiene su grado de responsabilidad, principalmente en mejorar la infraestructura vial y la seguridad, así como en asesorar al empresariado. Pero el reto mayor tiene que ser asumido por la sociedad civil, la ayacuchana y la nacional, lo que implica un cambio de mentalidad y cultura, al que también apunta el Plan Ayacucho.
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