HISTORIA E IDENTIDAD CULTURAL (N°. 19 -2012)
LUCHAS POR LA REAPERTURA DE LA UNIVERSIDAD
AUTOR: SECAS
Clausurada la Universidad, a raíz de los problemas políticos existentes y merced a la crisis fiscal que afectó al país, debido a la Guerra del Pacífico, la colectividad ayacuchana, a través de sus instituciones y personajes representativos, inició una larga época de gestiones para lograr la reapertura de Nuestra Alma Máter.
En estas luchas por la reapertura, recordamos al diputado por Cangallo Don Mariano Valdivia, quién el 17.X.1894, presentó al Congreso un Proyecto de Ley para autorizar la reapertura. Lamentablemente, la desidia y la falta de perseverancia de los representantes de Ayacucho, no permitió sustentar debidamente ante el Congreso de la República.
Desde aquellas épocas, también hubo sectores de la población que se opusieron a la reapertura de la universidad huamanguina, argumentando que ya existían cuatro universidades en el país; y que no debía darse un crecimiento universitario desproporcionado, pues había que evitar la existencia de un “proletariado intelectual”. Sin embargo, a pesar de estos criterios adversos, la preocupación colectiva por su reapertura siguió vigente. El 10.VIII.1944, aprovechando la presencia en nuestra ciudad del Presidente de la República Don Manuel Prado, los estudiantes ayacuchanos egresados de educación secundaria presentaron un Memorial exigiendo la reapertura de la Universidad de Huamanga.
La lucha por la reapertura de nuestra Casa Superior fue larga y dura, por ello, jamás los cristobalinos debemos olvidar ese clamor y demanda permanente del pueblo ayacuchano. Tampoco debemos olvidar la participación del Dr. Manuel Beltroy, catedrático de la Universidad de San Marcos, quién se constituyó en Ayacucho en julio de 1942. Desde que llegó, mostró un gran interés por la reapertura de nuestra universidad. La Universidad de San Marcos, cambiando su oposición en tiempos de la Colonia, contribuiría a la reapertura de la universidad huamanguina, haciendo funcionar cursos vacacionales. Sin embargo, todo ello duró poco tiempo, pues, el 21.IV.1947 se clausuró la Escuela de Verano.
Años más tarde, el 12.IV.1954 a sugerencia del Dr. Beltroy, las autoridades y ciudadanía ayacuchana redactaron un Memorial dirigido al Presidente de la República y a los presidentes de las Cámaras Legislativas, solicitando la reapertura de la Universidad de Huamanga. De esta manera, el año 1954 se iniciaba una nueva etapa de las luchas por la reapertura de nuestra añorada Universidad.
Luego de casi tres cuartos de siglo de infatigables pero infructuosas gestiones, sucedieron una serie de acontecimientos favorables para su reapertura. El 09.IX.1954, el senador por Ayacucho, Dr. Luís Enrique Galván, presenta al Senado de la República el Proyecto de Ley que restablece el funcionamiento de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, con apoyo de intelectuales como el antropólogo Luis E. Valcárcel, el escritor José María Arguedas, el economista Emilio Romero, con quienes, junto al ingeniero Emilio La Roux, Jorge Súccar, Alberto Protzel, Aurelio Peralta y Luis Gamarra Dulanto, formaron parte de la Primera Junta, designada por el Presidente de la República.
El 24.IV.1957, se promulga la Ley No. 12828, dando feliz término a largas y penosas gestiones de un pueblo ávido de cultura para reabrir su Universidad. Se había dispuesto restablecer el funcionamiento de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, a partir del año 1958; iniciando sus labores académicas el 04.V.1959..
El Dr. Luís E. Valcárcel, en el discurso que pronunció el 10 de abril de 1958, con ocasión de instalarse el Consejo de Administración, señaló que su reapertura no respondía a “la satisfacción de un mero anhelo regionalista” sino que se trataba de “ algo mucho más profundo y de mayor trascendencia”.
Asimismo, el Dr. Alberto Arca Parró, gestor de la reapertura y defensor de la universidad, en el discurso académico al ser nombrado como Profesor Honorario señaló que para analizar las circunstancias de la reapertura de la Universidad, era conveniente referirse como “fenómeno determinante a la tendencia del proceso político a partir de 1930”; es decir que su reapertura obedecía a una necesidad de dimensión nacional.
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